Vivas al rey e incluso algún "A Ponferrada me voy", le dieron la bienvenida a un monarca que se mostró cercano con los ciudadanos y que se fue con los bolsillos llenos de aplausos. También de un obsequio que recibió en el Ayuntamiento, al que llegó con el bastón de mando del alcalde que le había cedido para hacer su entrada, un escudo en plata de Ponferrada. A cambio, el rey dejó estampada su firma en el libro de honor del Ayuntamiento. Antes de irse, la panadería Liébana consiguió entregarle una empanada. También el presidente de la Ponferradina, José Fernández Silvano logró entregarle una camiseta del club como recuerdo de esa efemérides.
Varias instituciones provinciales y autonómicas acompañaron al rey entre ellos el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y el de las Cortes, Carlos Pollán, que realizaban también su primera visita a Ponferrada en sus nuevos cargos y que no quisieron hacer declaraciones para no restar protagonismo al monarca. También estuvieron Virginia Barcones, delegada del Gobierno en Castilla y León, y Juan Francisco García Marín, rector de la Universidad de León, además del subdelegado de Gobierno, Faustino Sánchez y la delegada territorial de la Junta, Ester Muñoz entre otros.
La visita se cerró en la plaza del Ayuntamiento, vestida de las banderas de los particulares y con un ingente potencial de seguridad que cubría todas las calles. Hasta la puerta del Ayuntamiento llegó el coche real para devolverle a su helicóptero y regresar a su lugar de residencia.