Un paseo por Ponferrada

Los historiadores sitúan el origen de Ponferrada hacia finales del siglo XI con la construcción de un ‘puente ferrado’ que dio nombre a la ciudad

Francisco A. Ferrero
07/01/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Ubicación de la ruta de senderismo ‘Un paseo por Ponferrada, la ciudad del dólar’, en Google Earth.
Ubicación de la ruta de senderismo ‘Un paseo por Ponferrada, la ciudad del dólar’, en Google Earth.
Ponferrada permanece anclada durante muchos siglos a la agricultura, la artesanía y el comercio, hasta la llegada, en 1918, de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (en adelante MSP). La vida en la ciudad cambia radicalmente; la actividad y variedad económica se ve catapultada, lo que trae consigo una gran demanda de mano de obra y crecimiento urbano, todo a gran velocidad. Esto condiciona significativamente la posterior evolución de la ciudad, que pasa a ser desde ese momento, irreversiblemente, la capital de la comarca del Bierzo. La ciudad se ve desbordada en su capacidad de alojamiento y servicios básicos, convirtiéndose en la ciudad que más crece en España en el periodo 1940-1960, dándose a conocer como en los ámbitos banqueros como la ‘Ciudad del dólar’, apelativo que hacía referencia tanto a la cantidad de dinero que generaba como al uso de dólares, especialmente en los intercambios relacionados con la venta minerales estratégicos como los derivados del wolframio. La gran demanda de productos minerales y energéticos durante la autarquía, convierte a Ponferrada en un nudo especializado en minería, electricidad y transporte.

La llegada del INI y Endesa (1944) al Bierzo, da origen a la central térmica de Compostilla I y a las grandes obras hidráulicas en la cuenca del Sil. Todo ello aviva aún más el incesante crecimiento de la ciudad, que lo hace orgánicamente y de forma caótica, desbordando al ayuntamiento al no existir la necesaria adecuación urbanística. Los hechos van por delante y el crecimiento es desordenado. El cerco que los terrenos de la MSP tendieron sobre los posibles espacios de crecimiento de la ciudad acrecentaron aún más este desorden. La mala edificación, la falta de gusto y estética, la autoconstrucción, el lucro excesivo y el máximo aprovechamiento del espacio disponible, fueron las máximas que gobernaron el crecimiento de la ciudad y que aún podemos ver latentes hoy en día. Este breve paréntesis histórico nos permitirá entender la ciudad, situada entre el pasado y la modernidad.

La ruta se inicia en la Plaza de la ‘M’ (2009), flanqueda por la calle MSP y quizás la más corta de Ponferrada, un pobre homenaje para la empresa que forjó una gran parte de Ponferrada y sus barrios tal y como los conocemos hoy. La plaza se encuentra al lado del Museo del Ferrocarril (1989), el edifico de la antigua estación del tren minero que unía Ponferrada con Villablino (el Ponfeblino), desde donde salieron las últimas máquinas de vapor que funcionaron en España desde 1919 a 1980.

Desde aquí nos dirigimos a la Plaza de Julio Lazúrtegui por la avenida de España. Esta plaza ‘pozo’, que antiguamente se conocía como de La Puebla, se renombró en 1922 a su nombre actual. Julio de Lazúrtegui González fue un tenaz industrial vasco especializado en la minería y metalurgia que, aprovechando los recursos de hierro y carbón de nuestra comarca, visionó la construcción de unos altos hornos similares a los de Vizcaya, que finalmente no llegaron a fructificar. Desde aquí nos encaminamos, por la avenida Pérez Colino, hasta alcanzar la joven rotonda (1996) dedicada al ponferradino Luis del Olmo, presidida por el busto este excelente comunicador del mundo de la radio e hijo predilecto del Bierzo. Cruzando el viaducto de García Ojeda, abandonamos La Puebla, la Parte Baja de la ciudad, donde reside en mayor número de ponferradinos, y accedemos a la Parte Alta, vinculada al casco histórico y al antiguo recinto amurallado. El puente, sobredimensionado y en pendiente, da un respiro a nuestra vista, que hasta el momento estaba encorsetada entre los altos edificios. Atravesamos el remansado río Sil mientras caminamos flanqueados por las moles del castillo de Ponferrada y, en la distancia, el monte Pajariel.

El hoy conocido como castillo templario fue declarado Monumento Nacional en 1924. Durante el atardecer, situándose sobre la atalaya de la puerta del castillo mirando hacia el poniente, resulta mágico y placentero ver como los últimos rayos de sol del día se apagan tras la silueta almenada de la Peña del Seo. Abandonamos la avenida del Castillo y paseamos por la peatonalizada calle Gil y Carrasco hacia la plaza de la Encina. Nos acompañan la coqueta iglesia de San Andrés (siglo XVII), la Casa de los Escudos (de finales del siglo XVIII), actual Museo de la Radio Luis del Olmo desde el año 2003. El edifico sirve de emparrado a una hermosa vid de glicinia que durante la primavera se carga de racimos de flores perfumadas. La plaza de la Encina, rodeada de edificios porticados, es la más hermosa y emblemática de Ponferrada. En ella se encuentra la Basílica que cobija la patrona del Bierzo, la Virgen de la Encina. Continuamos hacia la plaza del Ayuntamiento a través de la calle del Reloj, que representa el conjunto arquitectónico mejor conservado del casco histórico. Su torre, construida a mediados del siglo XVI, era la Puerta de la Eras de la ciudad medieval amurallada y la única que se conserva.

En la calle del Reloj vivían las grandes familias de la Ponferrada del siglo XVIII, conservándose, todavía hoy, una gran parte de los edificios ya dedicados a otros usos, como la Cárcel Real (edificada en el siglo XVI), hoy convertida en el Museo del Bierzo. También el Convento de las Concepcionistas, un edificio de los siglos XVI-XVII que todavía alberga monjas de clausura. Se dice que la ciudad de Ponferrada se acababa donde dejaba de oírse la campana de la vieja Torre del Reloj. La plaza del Ayuntamiento de Ponferrada, antigua plaza de las Eras, está presidida por el edificio consistorial, con 400 años de historia. La soledad del espacio se rompe con la perfecta escultura de Pepe Cortés, el barquillero siempre alegre, que nos trae a la memoria al vendedor ambulante de obleas. Continuamos el recorrido por la calle Ancha hasta toparnos con la rotonda de La Carrasca y el parque de El Plantío. Durante el trayecto podemos ver el Teatro Bergidum, edificado en 1934 y centro cultural de la villa; más adelante la coqueta iglesia de San Antonio, actual Museo de las Cofradías de la Semana Santa ponferradina. Llegamos a la rotonda de La Carrasca, el monumento más importante de la ciudad (de 1926) dedicado al escritor villafranquino Enrique Gil y Carrasco.

El parque público de El Plantío, rebautizado como de Gil y Carrasco, es el más antiguo de la ciudad; tiene forma de triángulo isósceles y nació por la obligación dada a cada vecino de la villa de plantar un árbol cada año en esta zona. Se continua hacia la glorieta del cine, coronada por una curiosa y magnífica escultura del cacabelense José Carralero. Desde aquí se toma la avenida del Bierzo hasta alcanzar el vértice norte del parque, donde encontramos una de las mejores vistasde la ciudad. Abandonamos la zona urbana a través del Paseo de Los Nogales, por debajo de los campos universitarios de fútbol. El camino nos aleja hasta dar vistas a la acerera de Roldán y a diversas infraestructuras hidroeléctricas. Alcanzada una estación transformadora, descendemos hacia el cauce del río que cruzaremos por un arqueado paso peatonal. A partir de aquí el camino discurre acariciando la margen derecha del río Sil. Una ruta de sensaciones, siempre acompañado de lento fluir del río, que actúa sobre nuestros sentidos como una larga sesión de ‘rioterapia’. Entre la presa de Fuente del Azufre y el monte Pajariel, que marcan los extremos de este recorrido fluvial, el río Sil está surcado por ocho puentes-pasarelas y diversos azudes.

Después de rebasar la antigua central térmica de la MSP (1920-1971), ahora musealizada como La Fábrica de Luz, caminaremos por debajo del joven puente blanco del centenario: una hermosa estructura atirantada inaugurada en 2007 para conmemorar los cien años de la concesión del título de ciudad a Ponferrada. Más adelante, el renombrado Puente de Hierro Alcalde López Gavela (1985), trazado en el Polígono de las Huertas del Sacramento, para muchos, la zona mejor urbanizada de la ciudad de Ponferrada y todavía no superada por actuaciones urbanísticas posteriores. Rebasando el parque fluvial de La Concordia, descendemos a la ribera del río Sil para pasar el puente Cubelos por debajo de su arco. Durante años fue el único puente de acceso a la ciudad; observando su arcada desde abajo, se aprecian las costuras de este viejo puente medieval. Aquí se situaba el ‘Pons Ferrata’ (puente de hierro) que dio origen al nombre de la ciudad. Aunque todavía está abierta la discusión sobre si la etimología de ‘ferrado’ proviene de herrado (construido en hierro) o cerrado/fortificado por la necesidad de tener que pagar un peaje (portazgo) para pasar por él.

Más adelante, pasamos bajo las esbeltas arcadas de hormigón del viaducto del alcalde Garcia Ojeda (1971), el puente del ferrocarril (de la década de los 50) y la larga pasarela de madera (2011) que da acceso al Pajariel. La llegada al parque del Temple nos anuncia que estamos cerca de nuestro destino.
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