Una plaza para la memoria emigrante

Una familia de Cobrana, desplazada hace décadas a Suiza, cede la propiedad de la vieja escuela que había adquirido en subasta, para crear una plaza pública que recuerde a los que partieron lejos a ganarse la vida

D.M.
17/08/2021
 Actualizado a 17/08/2021
En imagen cedida por Alicia Pérez, la vieja escuela, un edificio ya muy deteriorado, fue derribada en los pasados días.
En imagen cedida por Alicia Pérez, la vieja escuela, un edificio ya muy deteriorado, fue derribada en los pasados días.
La localidad de Cobrana, en el municipio de Congosto, ha sido testigo en los pasados días de un hecho triste, por lo nostálgico, y a la vez alegre, por la generosidad y esperanza que desprende el proyecto. Se trata de lademolición del edificio que albergó la vieja escuela del pueblo. Un local con historia que sirvió para enseñar las primera letras a distintas generaciones de vecinos del pueblo y un foco de transmisión de los conocimientos básicos hasta los años 60.

Fue entonces cuando se construyó una escuela nueva para Cobrana, utilizando el modelo de escuela unitaria en un tipo de edificio que se reprodujo por toda la geografía española. Así, se abandonó el uso escolar del edificio viejo y su historia.Una vez, pues,finalizada su función educativa, el edificio se subastó y fue adquirido por una joven pareja para habilitarlo como su futuro hogar.

Pero este proyecto familiar, nunca llegó a producirse. La necesidad de la emigración dejó estos planes en suspenso en una época, los años sesenta y setenta, en la que muchos de los habitantes de Cobrana salieron a buscarse la vidadiferentes países: Canadá, Alemania, Suiza...
Alicia Pérez, vecina de Cobrana, ha querido dar a conocer cómo será el desenlace de la entrañable historia de este edificio para poner en valor la generosidad de esta familiaasí como el esfuerzo de tantas personas que tuvieron que alejarse durante años, o de por vida, de su pueblo para intentar ganarse la vida.

Y es que, una vez que esta familia no pudo convertir la vieja escuela en su hogar al tener que emigrar a Suiza, el edificio se fue destinando o a diversos usos: garaje, leñera, almacén, para curar carne de la matanza por distintosvecinos del pueblo.

Pero en estos dos últimos años, coincidiendo con el deseo de los vecinos de Cobrana, que quieren reformar la plaza de la vieja escuela paradarle más utilidad y embellecimiento al pueblo, sumado a la perdida prematura de uno de estos hijos de la emigración, Juan Carlos Álvarez García, la familia propietaria ha donado el edificio para que en su lugar se construya una plaza. Una plaza que será especial porque estará dedicada a todos los emigrantes que, como ellos mismos y sus hijos, salieron por necesidad a Europa y no pudieron retornar a vivir a su pueblo.

En eseemplazamiento se construirá la nueva plaza con un recordatorio a estosemigrantes y un homenaje a esta antigua escuela. El edificio era «feo y oscuro», explica Alicia. Su origen «se pierde en el tiempo pero ya Madoz en 1817 reseña que en Cobrana existía escuela de primeras letras por cuatro meses. Posteriormente, con la Republica, se impartieron cursos completos. Acudían numerosos niños y niñas del pueblo que compaginaban las tareas del campo con la asistencia a la escuela». Tenía bancos largos con asiento y un tablero delantero, recuerda «con un hueco para insertar el tintero, siempre vacío al no disponer de dinero para la tinta. Pocos disponían de papel y pluma y así utilizaban su pizarrín».

Tal y como recuerda de esta humilde escuela ya habían salido salieron durante el primer cuarto del siglo xx numerosos emigrantes. Eran las generaciones precedentesde los emigrantes  de las décadas de los 60 y 70 , «que con la formación elemental que recibieron en su aula, pero con muchas ilusiones» partieron en aquellos primeros movimientos migratorios de unas décadas anteshacia Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Cuba… «Viajaban desde Cobrana hasta Vigo para emprender una larga travesía que les llevaría a buscarse un porvenir más seguro, montando negocios que les permitieran crear nuevas familias. Todos ellos, con el bagaje propio adquirido en esta humilde escuela, se enfrentaron, en estos lejanos desplazamientos a los retos que imponía la emigración en países y lugares extraños".

Tal y como traslada Alicia, con emoción, «las cenizas de Juan Carlos Alvarez García se quedarán en Suiza mientras que su espíritu retornará y permanecerá en la plaza de la vieja escuela de Cobrana». Un gesto de generosidad de esta familia, que ha puesto el interés común del pueblo por delante para crear un lugar que siempre será especial para todos los que se fueron.
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