Es el problema que más les preocupa, pero aseguran que se les están poniendo trabas, desde el Consistorio, a cualquier movimiento que hacen y saben que hay una consigna “que a nuestros pueblos ni agua”. No es una suposición, asegura López, puesto que dicen contar con mensajes en los que aparece ese mandato que desconocen por qué se produce “deberían cuidar de los pueblos y no obligarnos a irnos de ellos porque no nos dan lo que necesitamos”.
Ni siquiera se respetan los acuerdos a los que se llegan. Uno de los ejemplos más sangrantes es el del agua. Recuerda López que estos pueblos firmaron un acuerdo para permitir que las tuberías del agua a Toral de Merayo pasaran por sus terrenos. A cambio pidieron que no se les pusiera contadores del agua, algo que hasta el momento se había respetado. Pero, tras colocarlos en el pueblo de al lado, Valdecañada, pueblo al que consideran que "se engañó" para hacerlo, la intención es ponerlo también en estos tres barrios y, como medida de presión, lo que se hace es “no clorarnos el agua y dejarla sin controles”. Solo se realizarán si se ponen esos contadores que se acordó no colocar.
La agrupación denuncia que el concejal de Medio Rural, Iván Alonso “miente cuando dice que promueve las juntas vecinales, y hemos tenido que recurrir al procurador del común para que les recomienden tramitar la solicitud, ya que ellos la tienen paralizada”. Apuntan que la concejala, Carmen Doel “no cumple con sus obligaciones, lleva un mes supuestamente revisando el expediente de creación de junta vecinal de Ozuela, y firmó el archivo”, lamentan.
Pero además denuncia que Alonso “está tratando de que los vecinos de Orbanajo se independicen de Ozuela, ya que está tratando de que autoricen a poner contadores de agua, sin contar con la opinión de la mayor parte del pueblo, además de su pretensión de colocar placas solares, dándole ínfulas de pueblo a un simple barrio”. Incluso apuntan que "han tramitado un coto de caza , el cual no cumplía con los requisitos básicos y hubo que denunciarlo en la junta los vecinos".
Unidos, contra los elementos
Los tres pueblos suman unos 50 vecinos, la mayor parte, unos 30, en Ozuela y unos 12 en cada uno delos otros dos, Orbanajo y barrio del Río. Son pequeñas poblaciones rurales pero “pagamos nuestros impuestos y queremos que se nos de lo que estamos pagando”, dice López. Para ello han creado la asociación vecinal con una respuesta notable, reconoce, pero, de nuevo, luchando contra los elementos. Y, es que, la agrupación solicitó ocupar la parte alta de las antiguas escuelas, que tienen dos pisos y el de abajo está ocupado por el coto de caza. El superior “está hecho una ruina”, pero la agrupación se comprometía a repararlo e invertir en él para contar con una sede. “En un principio nos dijeron que no, pero, después de luchar mucho, lo conseguimos”, dice López. Fue casi un espejismo, porque cuando quisieron ponerse a hacer obras de reparación y solicitaron una conexión de electricidad para poder iniciarlas, se les negó de nuevo “nos dijeron que no nos darían ni luz ni nos permitirían hacer la obra cuando ya teníamos permiso para ello. Todos los pasos que damos se nos vuelven atrás”, lamenta López.
"Alonso,a pesar de que la concejala de Ciudadanía nos autorizó el uso de la planta segunda de la escuela no permite el acceso para enchufar la luz, además de mandar un mensaje que es vergonzoso para lo que representa", apunta. Sobre todo lamenta que no se prioricen las necesidades de los pueblos “prefieren hacer unos baños y no arreglar la entrada de cabras que tiene el pueblo”, pone como ejemplo.
"El Ayuntamiento plantea obras faraónicas,que aunque no se las aprueban ,se olvidan que Manzanedo,su acceso es en tierra. En Valdefrancos no puede entrar un camión de Bomberos. En montes hay un acceso en tierra y en el centro del pueblo, hay una calle que va a la taberna y no se puede acceder ni en coche ni una persona con problemas de movilidad. Y luego pretenden hacer un lago artificial en Compostilla, que con las restricciones de agua, pretenderán llenar de cerveza", critican.
López pide a los políticos locales que se preocupen de sus necesidades y que lo hagan acercándose a ellos y examinando sus peticiones o, al menos, que no les nieguen el desarrollo que pretenden y le permitan hacerlo como una nueva pedanía.