Sesenta y seis años lleva enganchada a un micrófono y a una ciudad. Y con ellos ha hecho familia, dentro y fuera de las ondas. Ahora que cumple 85 hace repaso de todo lo que le ha dado la comarca y lo que ha recibido de ella y, en la cuenta,ninguno queda a deber. Yolanda Ordás es una institución que ha estado en todos los escenarios y ha sido aplaudida con todos los galardones, pero «tenía una espinita» reconoce, la de no haber pregonado las fiestas de La Encina. Siempre fueron importantes en su vida, recuerda, con su Ignacio Linares, el amor de su vida y de su radio, al que no pudo olvidar en su pregón que, que por fin le tocó pronunciar.
En la cabeza, todos los recuerdos de las grandes fiestas que vivió y sobre todo de la gente con la que los compartió «no quiero olvidarme a nadie», decía antes de que las luces la hicieran protagonismo del chupinazo de las fiestas.
Ordás es la voz de la radio local, esa que «hacía un servicio social» y que hoy sigue siendo imprescindible, como lo es ella, aunque quiere comenzar la retirada. Ordás se empapó de recuerdos que tiene presentes como si los estuviera recuperando de la memoria al hoy. Con la vista puesta en aquellas «grandes fiestas» en las que tenía una caravana que muchas grandes figuras le pedían. Una vida de relatos "pregonando" alegrías y desventuras bercianas, que no cambia y que ha compartido con una ciudad que se desgallitó para arropar a la locutora, la voz más querida de la comarca.