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El cabo suelto del franquismo

15/01/2020
 Actualizado a 15/01/2020
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En los vastos campos del Páramo, donde las piedras no han impedido que la tierra fructifique, nació un garbanzo negro llamado Martín Villa. Me viene a la memoria en el preciso momento en que el Reino de León intenta alzarse y recobrar la identidad que el Gran Manipulador le arrebató. Un político que, como un de corcho, ha salido siempre a flote, con el único mérito de su astucia y el poder ostentado en la Dictadura, a la sombre del Caudillo, hasta los primeros años de la Democracia. Si anda por ahí, es gracias a la amnistía de 1967, en tiempos de Suárez, para reciclar a los fascistas como demócratas de toda la vida. Se pasaron por alto episodios tan sangrientos como el Proceso de Burgos, la subida a Montejurra y muchos más, en tan dilatada vida. El susto le vino de la juez Servini, y está en busca y captura por la Interpol, pues los crímenes de lesa humanidad, no prescriben.

Pero la sombra del fascismo es alargada y Villa siguió gozando de altos cargos en la empresa privada. Endesa, Agbar, Sogecable, Caja de Ahorros de Madrid… y muchos más que sería tedioso mencionar. En cuanto al Estado de las Autonomías resultó como una metástasis para el Reino. Le dio por pensar que la fusión de León con Castilla sería el aglutinante de España, que cortaría las aspiraciones separatistas de vascos y catalanes. Sin embargo, a pesar de su afán, España corre más peligro que nunca por las prebendas –competencias– de las que gozan los separatistas. Mientras que invento su gran autonomía –grande más bien– peor que nunca. Incluso la propia Valladolid sufre su crisis.

Está visto que su mirada torva, apenas visible entre la montura de sus gafas, no sirve para la visión política. Sin duda es más fácil gobernar en una dictadura de ordeno, mando y mato, que en un país libre. Es indigno que la autonomía de Castilla y el destino de León haya sido obra de un franquista contumaz. De este oscuro hombre, nació la vinculación contra natura de ésta autonomía: Castilla y León. Cada momento que el Viejo Reino de León permanezca en esta comunidad, significa que el franquismo está vivo y que, la tan traída y llevada Transición, no se ha consumado. Sobre nosotros, pesa la vergüenza de ser un cabo suelto de la dictadura franquista.
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