Con 18 años recién cumplidos, Miguel Morán Morán, oriundo de Onamio, ya trabajaba en las minas de hierro. Hoy lo encontramos de paseo junto a su pueblo, 50 años después. Mientras acabamos el bocadillo, nos explica con pasión el prestigio que alcanzaron estas minas. El Coto Wagner se había hecho con el interés de los Altos Hornos vizcaínos, por su situación estratégicamente ubicado en el interior peninsular, lejos de otras zonas costeras de fácil control, ante eventuales conflictos militares. Su contenido en sulfuros y fósforo condicionó la apuesta española, ya que este último reduce la resistencia del acero en frío. Sin embargo, logró captar la atención de la siderurgia alemana, cuyo interés, impulsó a la empresa concesionaria a poner en marcha un proyecto para la construcción de 6 hornos, de los cuales sólo uno fue finalmente instalado en el valle, para la reducción del mineral. En la actualidad, el material acumulado procedente de la explotación duerme en el olvido bajo la vegetación, recientemente rescatado por el interés siderúrgico de China.
Viajar por esta zona de El Bierzo sorprende al visitante curioso. Son innumerables los restos mineros que jalonan el paisaje de profundos valles y arriscados oteros desde los que se divisa la depresión berciana. El mineral de hierro adquirió desde la antigüedad un enorme interés en este entorno castreño del noroeste, apenas unos cuantos siglos antes de ser ocupado por los romanos, para quienes se hizo indispensable en la explotación de otros recursos como el oro. Allí se levantan Las Médulas, imponentes 2.000 años después.
Este escenario representa un paisaje industrial sin parangón en otros entornos mineros de León. Tal vez en el futuro las minas de Onamio sean un reflejo de lo que son hoy Las Médulas Pero el hierro fue adquiriendo notable interés en la Edad Media y el Renacimiento. Vivió momentos de esplendor durante la Primera Guerra Mundial, cuando España, y en particular la provincia de León, como ya ocurriera con otros destacados yacimientos como los de Wolfram en la Peña do Seo durante la II Guerra Mundial, suscitó el interés de los alemanes por los criaderos españoles. Otra de las ventajas de permanecer neutrales ante un acontecimiento de estas características, ya que facilitó la producción industrial, al no intervenir directamente en el conflicto.
En la actualidad los topónimos como Ferreruela, Ferreras, Fornos, Molinaferrera destacan su presencia local. Este metal, humilde, inicialmente explotado para alimentar herrerías como la de Compludo casi de forma artesanal, dio paso a mediados del siglo pasado a la producción industrial a cargo de la empresa berciana Minero Siderúrgica de Ponferrada, S.A. La actividad minera finalizaría en 1982, dejando un espectacular paisaje minero formado por grandes cortas a cielo abierto, restos de la fase más moderna, y pozos y galerías que se hunden decenas de metros en el interior terrestre. Este escenario representa hoy un paisaje industrial sin parangón, de similar magnitud a otros entornos mineros de la provincia. Quién sabe, quizás en el futuro las minas de Onamio sean un reflejo de lo que son hoy Las Médulas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. Mientras, queda mucho por hacer: rutas, paneles informativos, adecuación de accesos e investigación científica, pueden ser pequeñas piezas que conformen un puzzle que está ya contribuyendo a un expectante futuro. Fomentar el uso y conservación de los recursos basados en el patrimonio minero e industrial puede motivar un turismo científico que fomente el desarrollo rural, evitando así la tan manida “España vaciada”.
Desde la Escuela de Minas de la Universidad de León nos hemos interesado en realizar un estudio global de las explotaciones mineras de la Provincia, dado el interés patrimonial de todas ellas, que esperamos poder llevar a cabo. Como nos comentaba Miguel Morán Morán, en esta zona llegaron a trabajar más de 800 mineros repartidos por todo el valle. Un momento de esplendor que hoy mantiene su recuerdo en el magnífico paisaje que configuran estas explotaciones.
El Coto Wagner y los restos que habitan en el olvido
Un recuerdo del patrimonio olvidado es lo que nos propone el ingeniero y profesor de la Escuela de Minas Javier F. Lozano
21/03/2021
Actualizado a
21/03/2021
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