El ferrocarril

El ferrocarril ha sido siempre símbolo de progreso. Desde el momento mismo en que comenzaron a aparecer las primeras locomotoras de vapor capaces de arrastrar vagones, su expansión no se hizo esperar; para que te hagas una idea, en 1830 se inauguró la primera línea entre dos ciudades –Liverpool y Manchester, en Inglaterra– y, siete años más tarde, entraba en funcionamiento el primer tren en España, entre La Habana y Bejucal, en Cuba, que por aquel entonces era territorio español.

Y el 8 de noviembre de 1863 –el próximo lunes se cumplen 158 años– llegó oficialmente el tren a la provincia de León, de la mano de la Compañía del Ferrocarril del Noroeste de España. El viaje inaugural, con unos trescientos invitados a bordo, salió de Palencia pasadas las diez de la mañana y entró en la estación de la capital leonesa, tras recorrer 123 kilómetros, hacia las tres de la tarde. La presencia de cientos de personas, la decoración –banderas, flores, colgaduras…– una orquesta, la bendición de las locomotoras, discursos políticos, un banquete para más de cuatrocientas personas, baile y hasta fuegos artificiales nos dan una idea de lo que significaba para la ciudad.

Da vértigo solo tratar de imaginar lo que habrá sido necesario, a todos los niveles, para poner en marcha el ferrocarril y para que, desde el siglo XIX, haya evolucionado hasta llegar a nuestros días tal y como lo conocemos. Pero no impresiona menos pensar en todo lo que hace posible que hoy funcione como funciona, desde la cabina del maquinista o el control del tráfico hasta las medidas de seguridad o el mantenimiento de los trenes, por poner algunos ejemplos. Si algún día consigo conocerlo de primera mano, ya te contaré…

Sea como fuere, no sé si sabes que el 2021 ha sido declarado Año Europeo del Ferrocarril; y con ello se pretende destacar que es este un medio de transporte sostenible, innovador y seguro, además de resaltar, en definitiva, sus beneficios para las personas, la economía y el clima. Así que toma nota…