La invasión del Toralín tras el partido, con miles de personas viviendo y celebrando un sueño cumplido a pie de campo, se quedó pequeña en comparación con el baño de masas que los jugadores de la Ponferradina vivieron este domingo.
Riadas de seguidores blanquiazules volvieron a conquistar las calles de la capital berciana y escoltaron el desfile triunfal de un equipo que no solo se ha colado en la casi centenaria historia del club –el del sábado fue el cuarto ascenso a la división de plata–, también se han ganado el sitio en el corazón de una afición y de una ciudad que en los últimos años no ha dejado de llevarse disgustos en todos los ámbitos.
A esa comunión ha ayudado un Jon Pérez Bolo que encajó desde el primer día y entendió rápidamente que como en las mejores familias, la unión hace la fuerza.
Y este domingo Ponferrada sacó músculo y demostró que la Deportiva tiene cuerda para rato. Porque entre los centenares –incluso miles– de personas que no quisieron perderse la traca final, destacaba el gran número de niños y jóvenes que demostraron que el ADN blanquiazul tiene la herencia asegurada.
De hecho, los más jóvenes fueron los principales agitadores de unas celebraciones que arrancaron en el estadio del Toralín, donde pese al intenso calor que todavía se sufría en la capital berciana, con termómetros que sobrepasadas las 19:00 horas todavía no bajaban de los treinta grados, hubo un notable grupo de aficionados que no quisieron perderse la salida de los protagonistas del fin de semana.
Hasta su llegada al Ayuntamiento de Ponferrada, donde esperaba la recepción oficial por parte de las autoridades municipales y el plato fuerte de la jornada, la comitiva no dejó de crecer, acompañando con cánticos, toques de claxon e inclusoalgún que otro petardo.
Porque en una jornada como esta, tocaba hacer la vista gorda con algunos excesos.
Tras la parte más protocolaria el agradecimiento institucional por lo que significa para la ciudad que el equipo vuelva al fútbol profesional tanto a nivel de visibilidad como de actividad –en su último año en Segunda en la temporada 2015/2016, el club llegó a tener un presupuesto de siete millones de euros, lo que le convertía en uno de los grandes dinamizadores de la actividad económica de toda la comarca–,el protagonismo fue para una plantilla que hizo vibrar a toda la plaza del Ayuntamiento desde el minuto 1.
Cascada de felicitaciones
Fueron muchos los que pese a no poder estar en la ciudad, quisieron dejar constancia de su alegría a través de las redes sociales.Ex jugadores como Jonathan Ruiz, Juande, Fofo, Mateo, Alan Baró, Adán Gurdiel o canteranos como los hermanos Valcarce mostraron su alegría por el regreso de la Ponferradina a la división de plata.