En Felechas los milagros existen... y vienen con música

Los milagros no tienen que ser tan extraordinarios como nos los pintaban en los viejos libros de santos. Los hay más mundanos, pero no menos milagrosos.
Milagro es lo que desde hace unos años ocurre el primer fin de semana de agosto en Felechas, un pequeño pueblo de la montaña leonesa, del Ayuntamiento de Boñar, uno de esos a los que azota con fuerza esa expresión de la España vacía o la España vaciada, ésa para la que miraron en las elecciones, disfrutan en las vacaciones y olvidan en cuanto pase el calor.

Pues allí, en el mismo lugar que prácticamente no vive nadie en invierno, a la sombra de los históricos hórreos y bajo el amparo de una asociación que también renace en verano, La Brusenda, se celebra este fin de semana —fundamentalmente el sábado— un Encuentro de Música Tradicional que sería imposible poner en pie a golpe de talonario, sólo puede ser una realidad como allí ocurre: a la llamada de amistad, de la singularidad, de la música, de la generosidad, del compartir sin competir, de las calles y las gentes de Felechas, de la música y la poesía, que también se abre paso.

En el origen de todo está La Brusenda, una asociación cultural ya veterana (fundada en 1985) que crece alimentada por las viejas costumbres de nuestros pueblos, el espíritu concejil y abierto pues nació «con la participación de la práctica totalidad del pueblo, y con el fin de procurar el desarrollo cultural y social a los habitantes y amigos del mismo». Y en ello están. No parece que hayan cogido mal camino. Fueron haciendo actividades de todo tipo, conferencias, encuentros, conciertos, salidas al campo para mostrar el gran potencial de su naturaleza... y desde hace nueve años el Encuentro de Música Tradicional, cada año más concurrido, cada año más conocido.

Basta para ilustrar lo apuntado recordar la lista de los grupos que este año se darán cita en Felechas. Los grupos de baile: Aires de Cabrera, de Pombriego;Andadura, de León; Espalladoiro, del Lar Gallego de Laudio (Llodio, Álava); la Barbacana de Astorga La Era de Villaquilambre; La Piérgola de Casares de Arbas; Os fillos de Breogán, del Lar gallego de Pamplona y Rokamador Dantza Taldea, danzaris de Sangüesa, en Navarra.

Los grupos de música anunciados son: Arabitz, grupo de dulzainas de Llodio; Ferrería Folk, grupo de dulzainas de Astorga; Fole Feroz, grupo de gaitas de Valles de Benavente; Gaiteros de Felechas; Lilaina Folk, De pena mora y Tabor+, los tres de León; Triki Trauki Fanfarrea, grupo folk de Pamplona y Zarzagán, grupo de gaitas de León.

Completan el elenco los solistas Pablo Martín Navarro, de Zamora, que toca flauta y tamboril; y Miguel Ángel García, leonés de Robles de Torío, que toca zanfona, gaita, rabel y fídula, un habitual en estos encuentros en Felechas.

En realidad esta jornada ‘grande’ del sábado ya tuvo un prólogo más que interesante con el pregón de Javier Emperador, cena y un concierto de Tabor+.

Esta cita especial tiene otro apartado no menos importante, el de la recuperación de materiales etnomusicológicos leoneses, lo han venido haciendo en ediciones anteriores, con trabajos editados además con mimo y lo han vuelto a hacer en esta edición, según nos recuerda el musicólogo Héctor Luis Suárez Pérez, directamente implicado en estos trabajos de recuperación: «En esta ocasión se trata dela reedición del segundo de los cuadernos del cancionero de Venancio Blanco».

El citado Suárez Pérez, pregonero en una de las ediciones anteriores, recuerda otras características del Encuentro de Felechas que le hacen especial: «Es una iniciativa de disfrute y convivencia musical poco frecuente. A diferencia de otras similares, de modo abierto y explícito, esta muestra no se plantea como monográfica de la música leonesa pues aúna tanto ejemplos tradicionales de raíz genuina de la provincia y región leonesa histórica junto a muchas expresiones y grupos más, oriundos de otros lugares y realidades culturales ibéricas. Pero además añadiré que, como curiosidad, se trata de una propuesta de proceder y desarrollo no muy frecuente pues, como se hacía según el proceder de las costumbres de antaño, todos sus participantes además de vincularse de absolutamente modo altruista son por ello acogidos y hospedados por el pueblo repartidos entre sus vecinos».

Lo dicho, si no es un milagro se le parece mucho. El Felechas y con música.