Guardo en mi retina decenas de las portadas que La Nueva Crónica ha ofrecido a los leoneses en esta última década. Esenciales para conocer cómo ha evolucionado nuestra ciudad, cuáles han sido los proyectos de éxito y cuáles sus grandes decepciones. Que las ha habido y, casi siempre, derivadas de una falta de apuesta de quienes vienen a llamar "esta tierra" para no llamarla León. Como si les diera miedo pronunciar esas cuatro letras que tanto contenido tienen para miles de paisanos que vivimos, trabajamos y sufrimos por nuestra provincia, por nuestra región.
Y guardo con memoria y cariño las certeras viñetas de Lolo que, con un par de palabras o sin ellas, recogían ese sentimiento de abandono, de agravio y de resistencia que nos lleva marcando durante cuatro décadas y, especialmente, desde que en el año 2019 aprobamos una moción en el Ayuntamiento de León para el desarrollo autonómico y/o competencial de la provincia como comunidad.
Les dirán, desde medios siempre interesados, que no se ha movido un ápice desde entonces, pero creo que nunca y con tanta fuerza se ha hablado de la cuestión leonesa como se ha hecho actualmente.
Es, ahora, la cuestión leonesa una situación conocida. Lo cual, desde mi perspectiva, es un paso esencial para que sea tenida en cuenta.
Los lectores de La Nueva Crónica habrán leído –y visto esos magníficos vídeos resumen de Laura Pastoriza y los redactores de este medio– mi demanda de un referéndum cuando, desde la oposición, hablaba de las necesidades de esta tierra. Diez años han llovido ya desde entonces y seguimos en el mismo punto.
El PP se puso nervioso por la cuestión leonesa y nunca el presidente de la Junta había venido tanto a «esta tierra». Ingenuo él, pensó que con su presencia y su lluvia de millones para crear sentimiento de comunidad era suficiente. Incrédulo, ahora, sabe que los leoneses no nos plegamos y que tendrán que hacer él, y el Gobierno de España, por supuesto, un esfuerzo económico y competencial importante para que nos creamos algo de su «apuesta por esta tierra». Llegó a admitir, y así lo recogió LNC, el desequilibrio de las regiones. Ahora solo falta que nos ayuden a los leoneses, desde las instituciones supraprovinciales, a borrar agravios, políticos, competenciales y, por supuesto, económicos.
De momento, la única administración que nos está ayudando es la Unión Europea. Con los fondos llegados desde Europa a través del Plan de Transformación y Resiliencia, con fondos Feder y con ayudas Next Generation, canalizadas por estas administraciones nacional y autonómica, estamos cambiando León.
Y aunque es indudable que podemos estar orgullosos del cambio que ha experimentado León en los últimos años, aún queda mucho camino por recorrer, fundamentalmente en la reversión de la caída demográfica. Estamos en la senda de la transformación de la ciudad en una urbe más sostenible, accesible y eficiente. Comprometida y cuidadosa de su patrimonio, menos contaminante y más implicada en la reducción de la huella de carbono. Con más y mejores áreas verdes, con más espacios ganados para el peatón y con una preocupación real por el legado que dejaremos a las generaciones futuras. Es decir, ante una ciudad mejor, más responsable y más moderna.
Ese es el reto que nos marcamos hace cuatro años y medio cuando accedimos al Gobierno Municipal y aunque nos hemos tenido que enfrentar a la mayor crisis sanitaria de los últimos siglos, que frenó aunque no paralizó nuestro trabajo, hemos logrado dar tantos pasos adelante que el proyecto se ha consolidado y es, por supuesto, irreversible. Irreversible porque la ciudadanía lo ha hecho suyo, consciente de que se trata de un compromiso para un presente y un futuro positivos.
Fondos europeos que hemos dedicado a proyectos globales que tendrán, sin duda, un efecto positivo en toda la ciudad: recuperación del patrimonio para convertirlo en una atractivo turístico y económico; digitalización y mejora del sector comercial, el mayor yacimiento de empleo en nuestra ciudad de servicios; eficiencia energética para reducir la factura y la contaminación en los edificios municipales que haremos, además, accesibles para toda la ciudadanía. Centros sociales, viveros de empresas y, por supuesto, una mejora esencial en la movilidad, en la sostenibilidad y en la apuesta verde.
León ha cambiado al ritmo de LNC y de sus lectores a quienes va dirigido nuestro proyecto de mejora de la ciudad. Las próximas portadas de este, su, nuestro, periódico de referencia serán el nuevo suelo industrial en Puente Castro, la ampliación del Parque Tecnológico, la red de calor que ofrecerá calefacción más ecológica y barata a más de 25.000 hogares, el nuevo pabellón de Puente Castro, la ampliación del CEBT, la apertura de la vía de penetración norte, la apertura de siete nuevos espacios verdes en una ciudad que es, ya hoy, la segunda urbe española con más superficie verde. Espero que todos estos proyectos nos permitan leer ese titular que añoramos y por el que trabajamos; un cambio que ya se vislumbra en el último padrón, León gana población.
Orgullosos del cambio, trabajamos porque la noticia, aunque buena, sea noticia. Y La Nueva Crónica lo contará con rigor, profesionalidad y servicio a "esta tierra" por la que ellos, sí, trabajan también.