Las raíces de los pagos del arriero se remontan a 1835. Con la desamortización de Mendizábal, varios arrieros maragatos procedentes de Santiago Millas se hacen con la casa, granja, viñedos, huertas y sotos de castaños del Monasterio de San Pedro de Montes. Pequeñas propiedades de viñedos centenarios cuidados y mimados por los frailes y que estos maragatos conocían bien, pues transitaban con sus mulos y recuas hasta Galicia, por la que todavía se conoce hoy como senda de los maragatos.
Aparte de estas fincas bercianas, adquirieron innumerables propiedades e inmuebles por toda la provincia y pueblos por los que transitaban y comercializaban sus productos de Galicia a Madrid -de mar a gatos-, que resultarían más tarde ser la semilla de los vinos ‘Dominios del Arriero’.
A finales del siglo XIX, el bisabuelo, tras regresar de la guerra de Cuba y con la arriería prácticamente extinguida por la llegada del ferrocarril y como otros tantos arrieros se traslada a Pontevedra, retoma las labores comerciales y crea un almacén de vinos y coloniales teniendo una gran aceptación los vinos bercianos.
Hoy, casi dos siglos después, Gregorio J. Valderrey Yáñez ha querido recuperar estos vinos, para honrar la memoria de sus antepasados y continuar con este legado de buen hacer. El vino de ‘Dominios del Arriero’ procede de viñedos casi centenarios, recuperados y de escasa producción, con una riqueza en sus suelos y una excelente orientación, son de nuevo el nacimiento de unos excelentes caldos.
MENCÍA
La nariz es de alta complejidad y rebosante de aromas a frutas rojas y negras muy frescas cerezas y arándanos y sutiles notas florales de geranio y violetas, con un fondo que recuerda al sotobosque y a las hierbas aromáticas. El paso por madera le añade unas sensaciones de humo y regaliz. La boca es a la vez sensual y potente, de entrada agradable, y de paso firme, con una gran textura y conducido por una brillante acidez, Los taninos fundidos y maduros ayudan a tener una sensación extra de redondez. Largo recorrido, y retro nasal repleta de frutas y flores.
GODELLO
En nariz es sublime, de gran intensidad. Aroma lleno de recuerdos a fruta exótica como el maracuyá, notas de pomelo, pieles de cítricos, frutas de hueso y ligeras sensaciones de pastelería fina. Pronunciada retro nasal. En boca se palpa la concentración y el frescor de la fruta junto al trabajo de delineante que se ha hecho con las lías, muy largo y de una más que pronunciada retro nasal. Entrada fresca y frutal, de un volumen y textura genial, todo arropado por una acidez que le aporta una sensación de “dentera”, solo detectada en grandes blancos de Guarda. Sensaciones cítricas y minerales y una tremenda profundidad.
GRAN SELECCIÓN
En nariz ¡mucha fruta! Cerezas, frutos del bosque maduros pero frescos, complejos matices florales y una bien fundida ración de tostados y humos, recordando pan recién hecho en horno de leña, y ligeras notas de regaliz. En boca es sutil, con una gran concentración y textura, pero elegante a la vez, está conducida por una sorprendente y agradable acidez, que lo hace largo y profundo, y que además insinúa un futuro aún mejor.