La provincia de León, y toda la Región Leonesa, se muere a pasos agigantados desde nuestra lamentable pertenencia a esta Comunidad Autónoma impuesta. Los datos fundamentales para llegar a tan triste conclusión son fáciles de entresacar del propio decrecimiento poblacional que ha provocado que desde la constitución de la Comunidad Autónoma en el año 1983 la provincia de León haya perdido 79.593 habitantes (el 15,11% de su población), Zamora 59.341 habitantes menos que antes de la autonomía y Salamanca 39.913, y sin embargo la provincia de Valladolid durante este mismo periodo ha ganado 36.414.
Respecto a la provincia de León hay quienes lo atribuyen exclusivamente al cierre de la minería, que efectivamente generaba miles de puestos de trabajo, pero esta certeza no podemos entresacarla sin tener en cuenta que, durante años, se han dilapidado ingentes cantidades de fondos Miner que estaban destinados a paliar el déficit creado por el cierre de las minas con la creación de otras alternativas. Lo cierto es que esos fondos Miner se dilapidaron en cuestiones que nada tenían que ver con la creación de puestos de trabajo por una nefasta gestión de la Junta que incluso los utilizó en provincias sin minería como Valladolid, y no generando ni sinergias ni puestos de trabajo.
Llegados a esta situación que, desde luego, no resistía comparación con provincias como Zamora y Salamanca que no eran mineras, es de resaltar que la pérdida poblacional viene motivada por el envejecimiento, la falta de alternativas de negocio industriales y de todo tipo que podrían atraer masa laboral a León y la marcha por falta de expectativas de trabajo y de oportunidades de nuestros jóvenes en una sangría que no cesa, de tal manera que si en otras regiones hay aumento poblacional, reflejado en todo el Estado, resulta que en la Región Leonesa se traduce en pérdida.
Esta situación que deja a la provincia de León y a toda la Región Leonesa en una situación lamentable y hasta el momento sin expectativas choca con las políticas centralizadoras de la Junta y con la falta de descentralización prometidam del Gobierno de Sánchez.
Por todo ello resulta razonable el auge del leonesismo porque no solamente es un movimiento identitario y de orgullo de pertenencia a la Región Leonesa diferenciada de la castellana, sino que también tiene el tinte económico de quien preferiría ser cabeza de ratón antes que cola de un engendro impuesto, y sobre todo con las posibilidades que una comunidad autónoma propia generaría para poder atraer empleo, poder atraer empresas y, en definitiva, revertir la actual situación. No es casualidad que comunidades autónomas como Cantabria, La Rioja o Murcia, desde que los son han aumentado su peso y actividad económica, y por ende su población, y para aquellos que piensan que la creación de una comunidad autónoma conllevaría más gastos, esa aseveración es totalmente incierta porque la trasferencia de funcionarios de la actual comunidad autónoma con la creación de la comunidad autónoma de la Región Leonesa no debería de conllevar un aumento del gasto público, sino que más bien toda la Región Leonesa se vería beneficiada con los recursos que gestionaría y sobre todo, y lo más importante, que los leoneses decidiríamos nuestro futuro y lo que haríamos con nuestro dinero, sin que nos lo gestionen desde Valladolid por quienes desconocen absolutamente lo que es la Región Leonesa.
Por todo ello, se hace más necesario que nunca seguir en la lucha para la consecución de nuestra autonomía que se nos hurtó en la constitución de las comunidades autónomas y cuyas razones políticas son evidentes pero, quizá incluso más evidentes son las razones económicas aparte de las cuestiones identitarias, siempre dentro del marco constitucional y con el más absoluto respeto a la Constitución, que solo precisa de la voluntad de los dos grandes partidos que tienen la llave. Es justo y necesario.
Es justo y necesario
Por Eduardo López Sendino, vicesecretario general de la Unión del Pueblo Leonés
25/10/2024
Actualizado a
25/10/2024
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