Vida Láctea es un pequeño proyecto de vida dirigido por Miguel y Ana en torno al mundo del queso artesano, si bien ofrecen un mayor abanico de productos, todos ellos con sus historias detrás, hechos con arraigo y tradición, y añadiendo de una manera sutil la innovación. Está apoyado en tres patas fundamentales:
En primer lugar, su tienda ubicada en la calle Ancha nº18 de Ponferrada, la que han convertido en un referente en cuanto a quesos artesanos de pequeños productores o particulares con su propio ganado. Sus productos no tienen aditivos; simplemente leche, cuajo, fermento y sal. En total, manejan cerca de un centenar de referencias, si bien hay épocas concretas, como estas venideras fechas navideñas, en las que la cifra supera el centenar.
En cuanto a su oferta, se mantienen fijos alrededor de 40-50 quesos durante todo el año, mientras que los demás van rotando para ofrecer sabores nuevos al cliente. En algunos casos son quesos estacionales, que sólo se hacen en ciertas épocas del año, y en otros la rotación sigue simplemente la idea de disponer de una variedad mayor para todos los paladares. Además, las referencias van más allá de las fronteras españolas, alcanzando Italia, Francia, Inglaterra, Holanda, Alemania o Suiza.
En la tienda tienen cabida múltiples queseros que cuentan sus historias mediante sus productos para dar a conocer esa parte trasera de los detalles y los contextos con los que conformar una experiencia más completa. No obstante, más allá de la cultura del queso, también existen conservas, embutidos, fiambres o productos no tan habituales en la cultura gastronómica de la zona como pastrami, guanciale, mortadela bolonia o ahumados.
La segunda pata de Vida Láctea es su zona de degustación, siguiendo su filosofía de que «todo lo que está en la tienda se puede degustar en el local, y todo lo que se deguste allí se puede comprar para llevar a casa». De este modo, se crean pequeñas elaboraciones en un espacio que tiene cabida para alrededor de 25 personas. No se trata de una cocina al uso con un primer plato, un segundo y un postre, sino que se basan en elaboraciones como un bocadillo de albóndigas, un sándwich de pastrami o un flan de queso (el postre de la casa). Con ello buscan que el producto destaque con montajes en tablas. Por ejemplo, la lubina ahumada se presenta con una corteza de moho fermentado hecha en la casa. Y, por supuesto, siempre con el queso como protagonista, integrado en las elaboraciones.
Por último, la tercera pata que sujeta el proyecto son los eventos. Mesas de quesos en bodas, inauguraciones o fiestas de empresa cuentan con la presencia con montajes especiales de productos artesanos con fruta, diversos tipos de panes o membrillo con frutos secos que sirven como encaje perfecto en cada mesa.
Y, como no podía ser de otra manera, más de 300 referencias de vinos están presentes en la carta del local, siempre con el queso como referente para un maridaje ideal.