Entre los muchos problemas que aquejan a El Bierzo hay uno que, por ser perenne, desde hace centurias, se ha hecho propio de nuestra región: la lejanía de los centros de decisión. Lejanía no sólo física, sino también de la representatividad.
El pasado 23 de abril, fecha en la que el bercianismo celebra el aniversario de la fundación del Partido de El Bierzo, en 1979, y que coincide con el aniversario de la autonomía de Castilla y León, propusimos crear una nueva circunscripción electoral propia, para las elecciones autonómicas, en El Bierzo. Una circunscripción que permitiría solventar el problema de representatividad y, con seguridad, conduciría, a través de un más que seguro poder decisorio, a mejorar las inversiones en esas infraestructuras, ahora deficitarias, que ahora nos alejan de los centros de decisión.
No existe ningún problema legal, más allá de un cambio en el estatuto de autonomía, como ya se ha expresado desde el propio gobierno de la Junta. Además, El Bierzo es una división político administrativa, reconocido como tal por Ley 1/1991 y en su reforma posterior de 17/2010. La única comarca reconocida por ley en Castilla y León, que elige sus propios representantes, asimismo, la propia delimitación geográfica de esta nueva circunscripción se simplifica al máximo existiendo ya la Comarca de El Bierzo. Si apelase a la singularidad de esta circunscripción, no es tal, las circunscripciones electorales distintas del espacio geográfico delimitado por las divisiones provinciales no es algo extraño, el ejemplo más cercano lo tenemos en Asturias, comunidad autónoma uniprovincial con tres circunscripciones electorales, oriental, central y occidental.
El Bierzo por su población y por la propia representatividad inherente a la circunscripción elegiría a 6 diputados autonómicos. No es necesario explicar el más que sensible cambio que en el equilibrio de poder autonómico provocaría, pasando El Bierzo de la cuasi marginalidad política a la que nos hemos visto avocados, a ser parte del poder decisorio, el mismo que a lo largo de los siglos nos ha sido esquivo.
Nadie puede estar en contra de dar más voz al pueblo, oponerse a esta medida es oponerse al propio espíritu de la democracia, pero como todas las medidas deben ser debatidas con prudencia y en profundidad. Queremos que se abra este debate y llegar a acuerdos. Ese mismo debate y esos mismos acuerdos nos acercan más a ese poder decisorio.
Huyendo siempre del victimismo, en el que tan a gusto nada alguna otra formación política, sin estridencias ni chantajes, llegando a acuerdos, tal y como debería ser la política. Hemos demostrado que una formación regionalista puede, y debe, ser constructiva, y que puede gobernar sin sectarismos ni cortapisas. El entendimiento, la negociación, llegar a acuerdos que favorezcan a nuestra tierra y a sus habitantes, es parte de nuestro ADN. Si El Bierzo quiere progresar, debe huir de los apóstoles de la nada política, del sectarismo y del victimismo.
Creemos en El Bierzo, creemos en los bercianos.