En Valdevimbre se localiza ‘El Sueño de las Alforjas’, un proyecto respetuoso con la naturaleza, apostando de por una vitivinicultura 100% ecológica. Nacía hace 25 años, cuando Nano y Jesu se decantaron por plantar viñas en su pueblo con la intención de elaborar su propio vino. Tras años haciéndolo para ellos y para un conocido restaurante, en 2018 dan un paso más, ampliando equipo y saliendo el mercado.
–¿Cómo y cuándo nace ‘El Sueño de las Alforjas?
-Jesu y Nano, crecieron viendo como todo su entorno elaboraba vino, incluidos sus antepasados. Nano en concreto, aprendió desde muy joven las labores de la vid, conduciendo tractores y quedándose al frente de varios viñedos desde los 17 años. Labor que aún hoy en día sigue desarrollando. En el 2011, después de más de 24 años al frente de la Cueva del Cura, decidieron elaborar vino. Llevaban desde 1987 sirviendo y escogiendo productos de otras bodegas y querían hacer algo propio, vinos con poca intervención, como los que habían visto durante su niñez en Valdevimbre. Querían trabajar las viñas de un modo natural y respetuoso con ellos y con su entorno. Iniciaron entonces las obras de la nave que terminaron en el 2014, cuando se recogió la primera cosecha.
–¿Porqué ese nombre?
-El nombre viene de su infancia, cuando la madre de Jesu les llamaba «las alforjas» porque siempre iban juntos. Este es un sueño de las dos alforjas.
–Hablar de sus bodegas y viñedos, es hacerlo de un proyecto ecológico. ¿En qué consiste?
-Para nosotros es necesario conjugar producción con comprensión hacia el entorno en el que vivimos. Es una visión de futuro, de mirar no solo el aquí y ahora. Entendemos que para seguir obteniendo un fruto de la tierra, es necesario trabajar de un modo más sostenible. Trabajamos acogiéndonos a la legislación Europea de producción ecológica y avalados bajo el sello del Caecyl. Esto quiere decir que no podemos aplicar productos sintéticos ni en el campo ni en la bodega y que es necesario hacer auditorías periódicas para comprobar la trazabilidad y analizar nuestros vinos.
–¿Cual es el elemento que les diferencia de otros viñedos y bodegas?
-Esta pregunta es difícil y a la vez sencilla. Cada proyecto tiene su personalidad y detrás de cada uno siempre hay una ilusión y unos sueños por cumplir. Quizás podríamos decir que nos caracteriza el ser gente rural, muy de campo, pero con miras hacia el futuro, sin miedo a embarcarse en más aventuras y siempre con ganas de evolucionar y aprender. Queremos mantener un patrimonio y fijar actividad en el núcleo rural.
–¿Cuántos vinos elaboran?
-En total son seis vinos. Tres jóvenes; Cascabel (blanco de albarín), Mojalpico (rosado de prieto picudo) Tal Cual (tinto de prieto picudo), un tinto crianza; Marcialis (Prieto picudo) y por último los dos vinos de alta gama El Sueño de las Alforjas, versión blanco de albarín y versión tinto de prieto picudo.
–Su labor, tiene premio, y es que este año han recibido varios galardones...
-Siempre es gratificante recibir galardones por nuestras elaboraciones. Es un impulso para saber que vas por buen camino. Y respalda el hecho de que se pueden elaborar vinos de calidad de un modo sostenible.
–De cara al futuro, ¿cuál es el principal reto o proyecto a cumplir?
-Nuestro principal reto como agricultores es adaptarnos al cambio climático. Y un proyecto a cumplir, dejar huella para bien con nuestro trabajo.