Además de sus vinos, si algo caracteriza al municipio y lo hace reconocible son sus cuevas, excavadas en sus suelos, en la roca, que antes servían de depósito, de bodega para almacenar la uva y prensarla y que ahora se han reconvertido en muchos casos en restaurantes con un toque rústico. Precisamente en una de estas cuevas –de más de 300 años de antigüedad y construida para la elaboración y conservación de los afamados vinos de prieto picudo– se esconde un ‘tesoro’ que supone también un importante reclamo turístico. Se trata del Museo del Vino o Centro de Interpretación del Vino –calle del Espinar s/n, Valdevimbre– que se puede visitar de miércoles a domingo de 12:30 a 20:30. En dicha cueva, a través de paneles, se repasa la historia vitícola de Valdevimbre, la construcción de las cuevas subterráneas, los sistemas de elaboración tradicionales y su evolución hasta la actualidad, los tipos de formación de la vid, etc.
También se puede contemplar maquinaria antigua, así como el sistema de prensado tradicional, utilizando un complejo sistema de palanca a través de una viga de 10 metros de longitud y que fue inventado en la época romana y utilizado casi hasta la actualidad. Además, se ofrece un audiovisual de 10 minutos de duración complementando la visita al museo que refleja la historia, las variedades de uva cultivadas en la zona y lo más característico de ellas o la posibilidad de ver cómo funcionaba realmente todo el proceso tradicional para la elaboración de los diferentes vinos.
Las visitas
Las visitas, según el propio Ayuntamiento, serán exclusivamente por grupos con un mínimo de 10 personas y se concertarán llamando al Consistorio de Valdevimbre con una antelación de al menos una semana, al teléfono: 987 304 111. El período de visita es del 1 de abril al 31 de octubre.El Museo del Vino de Valdevimbre se divide en dos zonas bien diferenciadas, la bodega-cueva tradicional, con sus diferentes salas o sisas y una nueva construcción dedicada a catas, cursos y temas técnicos. Cada una de las salas ha sido concebida y decorada intentando seguir el proceso cronológico de elaboración de los caldos, desde la recepción del fruto, en los característicos cestos de mimbre, hasta los diferentes pasos para llegar al líquido. Se recomienda pararse a observar cada uno de los instrumentos que se guardan en las dependencias del museo, ahora piezas de él y que recuerdan que ahí se elaboraba vino.