Hablar del pasado romano en la provincia de León hablar de Quintana del Marco, donde si sitúa la villa romana de Los Villares, sobre la calzada romana que une Benavente con Astorga. Lamentablemente, esta villa no fue objeto de protección especial en su momento, lo que se tradujo en el expolio de piezas en favor de particulares con el afán de hacer negocio, saqueos y destrozos, a pesar de que fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
Pese a ello, fue una gran villa romana perteneciente a la segunda mitad del siglo IV d.c. Actualmente no es posible observar construcciones en el yacimiento, si bien los materiales arqueológicos se detectan en la superficie, lo que hace atisbar la importancia en su época del asentamiento ro mano y de lo privilegiada que tenía que ser su ubicación. La extensión del yacimiento y la calidad de sus mosaicos lo convierten en el más excepcional de la provincia.
La falta de ayuda institucional se tradujo en el saqueo y la destrucción. La maquinaria agrícola destrozó muros milenarios, vasijas y mosaicos, y los trabajadores se llevaron a sus casa cientos de tesoros arqueológicos.
Esta villa romana se desarrolla cronológicamente en el Bajo Imperio Romano, no obstante a tenor de los materiales arqueológicos hallados es fácil pensar que la ocupación romana del lugar se remonta al siglo I d.C. Es una población situada, además, en un privilegiado cruce de caminos, pues no muy alejados transcurren la Vía de la Plata, la Vía de Asturica a Bracara y prácticamente junto al yacimiento, los investigadores sitúan la Calzada 26 «Ab Asturi ca Caesaraugustam».
El robo del busto del siglo IV
Tristemente es conocida la existencia de un busto romano, y lo es por un robo. En el año 1899 Pascual Vivas, vecino de Quintana del Marco, encontraba un busto de mármol del siglo IV que se creyó que re producía a San Pedro y por ese motivo fue encajonado en la espadaña de la iglesia del pueblo. Pero el busto fue sustraído en febrero de 2013. La Guardia Civil lo recuperaba seis meses después en Córdoba, confiando desde entonces la escultura al Museo de León para la conservación, custodia y protección de la pieza, con el fin de asegurar su integridad y evitar su pérdida, deterioro o destrucción, dada la extrema importancia de su valor patrimonial, cultural y artístico.
Son muchas las teorías sobre a quién representa esta pieza de un varón togado, pero lo cierto es que se ha destacado que sea a San Pedro o a Marco Aurelio, como se creía por su gran parecido con el emperador.
El pasado mes de noviembre, la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte presentaba la restauración esta pieza, llevada a cabo por técnicos del Museo de León, en el marco de la feria AR-PA Turismo Cultural.
Mosaicos ‘de museo’
Parte de los mosaicos hallados en Los Villares están repartidos por La Bañeza, León, Madrid, Astorga, New York… La villa fue descubierta en 1899, y poco después se iniciaron las excavaciones arqueológicas que sacaron a la luz una serie de estancias de época romana en buena parte pavimentadas con mosaicos. Entre éstos cabe destacar en el que se identifica a «Hilas y Las Ninfas» -hoy en el Museo Arqueológico de León- y el mosaico en el que se representa una figura femenina, una «alegoría al invierno», actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. También existen restos arqueológicos procedentes de Quintana en el Museo de los Caminos de Astorga.
Hilas y Ninfas
En el Museo de León se custodia una parte patrimonio recuperado de la villa romana de Quintana del Marco, destacando el mosaico de ‘Hilas y las Ninfas’. Constituye la parte central de un gran mosaico descuartizado que recubriría una estancia de cabecera semioctogonal, tal vez una sala de ceremonia u oecus. Es, pues, el motivo figurativo de un pavimento mucho más grande, orlado con elementos geométricos y vegetales que ha podido ser reconstruido hipotéticamente a partir de fragmentos conservados y testimonios de principios de siglo. Realizado con pequeñas teselas de mármol y pasta vítrea que permiten una rica gradación cromática en los plásticos tonos del desnudo masculino y en los más carnosos de las ninfas, el fondo de la composición utiliza, además, una técnica musiva en abanico que sólo se reconoce en los mosaicos de la más alta calidad, como los empleados en la villa de Quintana del Marco a mediados del siglo IV.
Museo Arqueológico Nacional
Este espacio expositivo cuenta con tres mosaicos de Quintana del Marco: la alegoría del invierno, el del faisán y el de las tres perdices. En la publicación ‘Roma. La romanización’ de Juan Carlos Sánchez San tos y editada por el citado museo, se recoge que «el primero es un emblema de pequeñas dimensiones procedente de Quintana del Marco (León), en el que se representa una alegoría del invierno. El fondo es de color blanquecino, destacando la presencia de un árbol sin hojas. Como tema central, una figura femenina cubierta por un manto negro, a la manera de una dama enlutada, que es la representación misma del invierno. No sabemos si el faisán y las tres perdices que se exponen a su lado, pertenecerían al mismo mosaico. Por las características técnicas, parece una obra tardoimperial que puede fecharse en los siglos IV o V d. de C».