Estas conferencias y el debate posterior son parte de la residencia de investigación que McCormick y Nguyen han realizado en Cerezales del Condado durante el mes de julio, que incluye el taller que se está llevando a cabo esta semana con estudiantes de arquitectura y que culminará con la apertura de una muestra con los resultados del taller, que quedará abierta al público hasta el 22 de septiembre.
Durante esta semana en el taller se ha explorado el acto de hacer, materiales y políticas, fijándose en el potencial de un material de construcción experimental derivado de un contexto local (el adobe), que combina los residuos biológicos procedentes de la industria agrícola y la arcilla usada en la construcción tradicional. El planteamiento se centra en cómo un material extra local puede instigar la re-imaginación de un futuro en el desarrollo de economías de construcción locales. Se propone un diálogo entre técnicas de construcción tradicionales, arquitectura contemporánea, y expertos en conservación y restauración digital.
Extra-Local es un marco de trabajo para estudiar los sistemas de valor implícitos en el mundo de la construcción y en la modelación de la sociedad. Considerados juntos, los dos términos forman una paradoja: Local como algo centrado en una zona específica; y Extra, en sus dos significados: mucho o extremadamente y «a parte de» o «además».
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El ladrillo se estandariza y se mejora para su durabilidad ergonómica, y se entiende como la unidad material de la especulación, no así al adobe. Ha sido su predecesor, pero no es lo mismo.
Vivo, crudo, no-estandarizado, no apto para la producción en masa y sin tratar, es algo que va a acabar por descomponer en sus partes. El adobe, aparentemente un antivalor, nos hace preguntarnos: «¿un sistema que tenga el adobe como base es inherentemente anti-especulativo?» Y: ¿A través de un estudio del ecosistema del adobe se podría provocar una redefinición del «valor» en el contexto de la construcción y en la modelación de la sociedad?
Este proyecto se puede desarrollar gracias a la colaboración de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia y la Columbia University Graduate School of Architecture Planning and Preservation, el Estudio Herreros, Factum Arte e Interrobang, los curadores de la Trienal de Arquitectura de Oslo ’19.