Hace tan solo unos días que sus amigos quisieron recordar a Epigmenio Rodríguez, Epi el de Taranilla, añorado personaje que tocó un buen número de palos:el cine, la literatura, el corto, la enseñanza, la conversación, la lucha leonesa o el abrazo fuerte y sincero.
Cada cual llevaba en el encuentro el ascua a la sardina de sus recuerdos o las experiencias compartidas con el ausente que les reunía, pero la palabra más repetida en la cita era el título de una de las obras seguramente menor de Epigmenio: Las ‘becicletas’, que así llamó al cortomentraje rodado fundamentalmente en la Sobarriba gracias a una larga cadena de complicidades para lograr los fondos necesarios para rodarla.
Fue sin duda un acierto de Epi titular ‘becicletas’ donde todos hubieran puesto bicicletas. El cambio nos llevaba, sin necesidad de mayores explicaciones, al sabor antiguo de las viejas bicicletas, aquellas que no eran para correr la Vuelta a España, ni siquiera para recorrer los montes disfrutando de la naturaleza, ésas serían bicicletas. YEpi nos hablaba de las becicletas de ir a regar por las noches, las que llevaban los maestros a la escuela, las que llevaban los obreros a la fábrica, las de los empleados de correos para acercar un telegrama o aquellas en las que la guardia civil cumplia con sus funciones por parejas...
Eran las becicletas, que hoy ya no tienen ruedas, ni marchas...
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