Ya hace unos cuantos años (no más de veinte pues son los que lleva abierto) acudí a una inauguración de varias exposiciones en un centro que no voy a decir el nombre. Estaban allí los artistas pero se sentaron a nuestro lado y en la mesa de oradores, con el legendario director, tres comisarios dispuestos a hablar, largo y tendido temíamos.
– ¿No pueden hablar los artistas?
– Mejor los comisarios, los artistas crean, pero el concepto os lo trasmiten mucho mejor los comisarios.
Llevo desde entonces persiguiendo los conceptos. Recuerdo siempre a un gran maestro y a un hombre incapaz de mentir, Ramón Carnicer, quien en una ocasión confesó que llevaba varios meses persiguiendo una palabra que definiera a un todopoderoso personaje de la cultura catalana (aún lo sigue siendo), no quería equivocarse en el concepto.
Pasaron los años, se celebraba un aniversario de su libro sobre Cabrera y quisimos saber el resultado de aquella persecución.
– Don Ramón; ¿llegó a encontrar aquella palabra que perseguía para definir al todopoderoso?
– Tardé, pero la encontré. Un día, escribiendo de otra cosa, la iba a utilizar y caí en la cuenta: «Esta es la palabra que llevo meses buscando».
– ¿Nos la puede decir?
– Viscoso; tal vez no la entiendas así a palo seco pero si ves una foto o unas imágenes del sujeto verás que mereció la pena la búsqueda.
Hay que ver lo que es el concepto. El bueno de Saúl nos deja aquí la obra, pero se sienta en los bancos de los que escuchan y no tienen nada que decir (o no les dejan).
Y yo, la verdad, podré tener de vocación de muchas cosas, pero de comisario... Ni de arte, ni de policía.