Míralos, intuye más bien la parte que le falta a la imagen ‘por arriba’, y descubrirás a unos profesionales, con sus trípodes, sus cámaras... y, sobre todo, sus ojos para ver la imagen, para buscar el encuadre, para medir la luz, modular el sonido y no irrumpas poderoso en la escena con tu móvil, estorbes sin preocuparte por nadie, te cruces, te adelantes...
Y, sobre todo, evita el manido «esto lo hago yo con mi móvil, que ahora dan una calidad extraordinaria». Pero es que la calidad diferenciadora no está en el aparato.
Y, sobre todo, recuerda que no falta quien al ver un cuadro de Picasso asegura que «eso lo pinto yo» y va más allá ante un Miró al rematar «y éste lo pinta mi hija de cinco años».
Tal vez la mochila con el anuncio de Milán 430 te traslade a los años escolares, te recuerde que para todo hay que tener escuela y que nada es tan simple como parece; todo esconde algún misterio. El poder de los recuerdos escolares es tan fuerte que ante la bolsa nadie (bueno, casi nadie) piensa en un equipo de fútbol sino una goma de borrar de miga de pan, que eso significa el 4 y el 30 es el número de unidades de cada caja.
Aunque a ti te las vendieran sueltas, como vendían sueltos y a escondidas los cigarros en los quioscos de al lado de los colegios e institutos.