Esquilar para el inglés

La última de La Nueva Crónica

Por Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
23/05/2024
 Actualizado a 23/05/2024
| MAURICIO PEÑA
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Tristemente se ha puesto muy de actualidad, en el mundo de la agricultura y la ganadería, la expresión «trabajar a pérdidas», que no deja de ser un eufemismo de lo que antes se llamaba «trabajar para el inglés», que viene a expresar más claramente que uno pone el trabajo y otro se lleva los beneficios, que se supone que eran los ingleses. 

Pues un sector que lleva años trabajando para el inglés es el del esquileo, esquilar el rebaño de ovejas cuando se acerca el calor para no asfixiarlas o aliviar sus sofocos cuando se iba a iniciar el duro y cansado camino de la trashumancia.

Cada cual, cada ganadero, cada pastor, conocía el viejo oficio y lo ponía en práctica. La lana tenía salida, mercado, en aquellos años en los que los colchones se nutrían de ella, la vareaban para que fuera más esponjosa la noche; la tejían en los filandones hasta convertirla en calcetines de pura lana, en jerseys que combatían el frío con suficiencia, en gorros que mantenían calientes las ideas...

Pero la lana también cayó en desgracia, el colchonero recorrió los pueblos cambiando «su viejo colchón por un moderno Flex», los jerseys se siembran en Zara, los gorros sin marca son de paletos... y el oficio entra en la lista de los que corren serio peligro de extinción; para evitarlo cada año llegan patrullas desde lejanos países que esquilan ovejas con la  misma velocidad que justamente cobran su trabajo. 

A pérdidas... para el ganadero, claro.

Y desde algunos foros se trabaja por revertir el drama de la lana. Y hasta hay algún resultado esperanzador para que este viejo oficio salga de la lista de los que trabajan para el inglés. 

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