Ahora que se acercan esas fechas de Semana Santa y procesiones, que se repiten frases bíblicas, hay una que nunca falta, el origen, «sobre esta piedra edificaré mi iglesia». Después Pedro (la piedra) le negó tres veces, no se muy bien cómo acabó aquello pero me viene a la cabeza al ver la casa, el paisano, la piedra de sentarse a descansar un rato y echar una parrafada con el vecino. Y como fiesta... la de los quintos.
Desde esa piedra, desde esa casa, con esa pobreza que se intuye, ese paisano –y la paisana que estará dentro cocinando, cuidando, cosiendo, ordeñando...– desde ahí levantaron no una iglesia sino una provincia (varias parecidas) hasta entregarnos una tierra que, esta sí, no la conoce ni la madre que la parió. Dejarla caer otra vez, dejar que la dejen caer, es un insulto a su memoria y, sobre todo, a su trabajo.
Ver otra vez a miles de leoneses en la calle, esta vez por un tren, siembra esperanzas ¿Hay alguien al otro lado? ¿No le da vergüenza? ¿La tiene?