Esta imagen que estás viendo, de cualquier feria de aquellas que sí era de ganado porque casi todo el mundo tenía ganado, es una de las que más veces se ha citado cuando vienen mal dadas, de la que más se ha hablado cuando en los bares lamentan que «ahora estamos en manos de chisgarabís». (Curiosamente esa RAEtan alejada de las expresiones populares tal vez acierte cuando no la define, pero sí pone como sinónimo cantamañanas).
La imagen añorada tenía siempre la misma letra, más o menos: «Cuando un paisano de verdad estrecha la mano eso es ley, no hace falta ni abogado, ni contrato, ni notario, ni dios que lo fundó».
Y sin embargo, la imagen tiene unos largos prolegómenos, unos eternos tira y afloja en los que parecía haber más distancia que entre Caín y Candín y, sin embargo, llegó el apretón de manos que ponía fin al largo teatrillo por el que pasaron figurantes de todo tipo;el gancho de uno que le decía «estás vendiendo muy barato, vas a tirar los precios»;el gancho del otro que le comentaba al contrario que «eso que le ofreces será por todas las vacas que tiene en la cuadra». Y se soltaban las manos como con desprecio pero se las volvían a dar hasta que llegaba el momento de la verdad.
«El que pueda aprender que aprenda», que diría el otro.