En uno de aquellos diálogos locos de Tip y Coll el pequeño Coll se quejaba: «La vida está muy mal... mi suegra tiene un bar y para sacar 50.000 pesetas al mes necesita vender 20.000 vinos, por lo menos».
– Tu suegra lo que le pasa es que no sabe nada de economía moderna. Si pone el vino a 50.000 pesetas, con uno que venda al mes ya le sobra. Y no te cuento el mes que venda dos vinos; le replicaba el disparatado Tip, que muy serio añadía: «Ahora, eso sí, el vaso muy limpio».
(Nota para la juventud: 50.000 pesetas son 300 euros, por si acaso).
Los cantineros quejosos de hoy día son los fotógrafos, les disparan desde todos los frentes: todo el mundo hace fotos con el móvil y hasta dicen que son buenos, los gabinetes de prensa mandan fotos de todos los actos para asegurarse que sale el señorito (o la seño), las bodas lo gastan todo en el vídeo...
Así no van a ninguna parte los fotógrafos.
Por eso los de la Dirección General de Tráfico se han abonado a la ‘doctrina Tip’ y han puesto cada imagen de su fotorrojo a un precio mínimo de 50.000 pesetas. Eso sí, el objetivo de la cámara bien limpio.
Así le funciona el negocio a cualquiera. Y encima no ponen tapa.
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