Pon un niño en primer plano y se acabaron las misiones imposibles; el mundo cambia de color al instante.
Bien lo saben los publicistas. Y los fotógrafos. Y los que quieren conquistar a la concurrencia.
Un día, un año, faltaban familias para acoger a alguno de los niños que habían llegado desde los campamentos de refugiados del Sahara. Bastó que una foto de Mauri apareciera en la primera página del periódico, un primer plano de su cara triste, para que a los pocos minutos de abrirse los kioscos se multiplicaran las llamadas y varias familias se quedaron sin poder acoger al niño de la mirada triste.
Puede haber tensión en las gradas de un corro de lucha, pero cuando sale un niño de pocos años y pregunta ‘¿Hay quién luche?’, aquello se vuelve ternura.
Vibraba el Palacio con los bailes del February Hip Hop pero cuando tomaron el escenario los más pequeños aquello subió hasta la locura.
Pudo Gamoneda estar escribiendo del frío toda una vida, pero cuando nació su nieta... lo primero que sintió fue el calor de su mano.
Puede estar haciéndose largo aquel espectáculo de cosas tradicionales pero aparecen los niños con sus trajes y su ingenuidad y se borra el cansancio de todas las caras...
Podría seguir hasta el infinito... pero no queda más espacio.