Os traigo hoy esta impagable foto de Manolo Martín (una más) para evitaros el debate que siempre se abre cuando cae –o al menos se anuncia– una nevada sobre distintas comarcas de la provincia.
Con ver este entierro en Soto de Valdeón ya no es necesario reabrir el debate, queda claro que ya no nieva como antes;otra cosa es si eso es bueno o es malo, cada cual tiene una respuesta diferente porque también es diferente el interés, no piensa lo mismo el ganadero que tiene que ir a llevar fardos de hierba a sus vacas al monte que el esquiador que ya está pensando en sus descensos por la nieve de San Isidro.
Ese dilema también es muy viejo, con el dicho matriz de una cosa cree el borracho y otra piensa el cantinero.
Lo que siempre me trae a la memoria esta foto, por ser de un entierro, es la historia que tantas veces escuché en medio de una nevada de verdad hablando de aquella vez que murió el cura, tocaban cada mañana a la espalada y, como el cementerio está lejos, cuando llegaban hasta el camposanto ya se había cerrado el inicio del camino que habían abierto entre la nieve.
Yasí fue como estuvo diez días sin enterrar, por lo que cada noche le dejaban entre la nieve del corral para que no se descompusiera.