Nunca lo hubieran imaginado aquellos paisanos que bajaban a León en el coche de linea para ir al médico o a gestiones en el banco o aquellas paisanas que salían al panadero con la bata guateada;y sin embargo pasó y sin embargo está pasando.
Nunca hubieran imaginado que el periódico no se lee tranquilamente en el bar, con un café con leche y las gafas posadas en la mesa, sino a toda prisa en un móvil o una ‘tablet’, que le va enviando avisos con sonido, para llamarles la atención, que anuncian lo que no cuentan y van dejando pistas para hacerte llegar a un final en el que nada tiene que ver con las pistas.
Nunca hubieran imaginado que un oficio es salir en las revistas por nada y sin decir nada, o subirse a un coche oficial nada más salir del instituto para no hacer nada, pero a buen precio.
Nunca hubieran imaginado que esa gente que pasa corriendo ante su banco realmente ni lleva prisa ni va hacia ninguna parte. Por extraño que a él le parezca.
Nunca hubieran imaginado que lo más interesante del Parte, ya sea de la radio o la televisión, es el tiempo, o al menos lo único que realmente le interesa y hasta lo cree cuando se lo cuentan.
Nunca hubiera imaginado que fuera lo más normal del mundo besar a tu perro o ponerle un chaleco para salir a la calle.
Nunca lo hubiera imaginado y, sin embargo, es lo más normal del mundo