El reino de Heraclio Fournier

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
27/03/2025
 Actualizado a 27/03/2025
| MAURICIO PEÑA
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Las cartas de la baraja son el verdadero reino, sin republicanos en sus dominios, pues al que no le gusta jugarlas resulta que queda ensimismado mirando a los magos que las manejan de manera milagrosa ¿Qué sería de los magos sin barajas para hacer sus trucos, adivinar tus pensamientos, dejar muda a la audiencia?
No hay mejor ‘termómetro’ de cómo va la despoblación en nuestros pueblos que la baraja. Exigen las cartas que haya bar, el marco natural de su vida. Si llegas una noche y hay tres partidas o más estás en una poblada cabecera de comarca; si hay dos y dos mirando la vida se mantiene, hay también tienda y panadería; más si solo hay una y el cantinero mirando empezamos a tener problemas. Si las cartas están sobre el tapete y tres jugadores esperan ya estamos al límite, se reúnen cada noche los mismos cuatro jugadores, se sientan en el mismo sitio, dicen las mismas frases, riñen por la misma baza y hasta se recuerdan cómo degenera la especie: «Si te ve tu padre salir al semifallo te corre a gorrazos».
Si ese cuarto jugador que esperan no llega... tenemos un enfermo. O le hizo reacción la vacuna. O le están ajustando el Sintrom. 
Y al final el que no pierde es el patrón, Heraclio Fournier ‘biznieto’, que le pedirá al Estado el lucro cesante por la despoblación, como ya hizo cuando cerraron el pantano de Riaño. Cada uno a lo suyo.

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