Treinta coches —chapa todos ellos— llevó al taller una de las grúas que trabajan en la ciudad en aquella mañana que la naturaleza nos regaló un panorama para tomar imágenes para el álbum de las estampas. «Si frenas no conduzcas», les repite el ingenioso conductor de la grúa cuando acude a recoger el coche y escuchar, una y otra vez, la misma explicación: «Yo no hice nada, pero se me fue».
- Nada, nada... igual frenaste.
Los chavales hacen las primeras bolas de nieve del año camino del colegio;tienen que andar rebañando de las lunas de los coches pues en el suelo no cayó más que para hacer chocar como si fueran enemigos.
Y, sobre todo, los móviles disparan fotos sin cesar. Las hijas posan para las madres, las madres posan para los hijos, La negrilla vuelve a ser la estrella, el Gaudí (o quién sea) de Botines no le va a la zaga. Yla Catedral siempre da juego, como esa imitación de sus vidrieras que dicen que es la fachada del Musac.
- Si frenas no conduzcas; repite el conductor de la grúa, que asegura generoso que no tiene ningún inconveniente en regalarle el consejo a la Dirección General de Tráfico, para que lo ponga en sus carteles luminosos.
Y otra reflexión que se repite siempre: «¿Cómo harán en Rusia o Finlandia con un metro de nieve si aquí con un centímetro nos volvemos locos».
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