No se puede acusar a la tropa de falta de imaginación a la hora de dar solución a los problemas que, de repente, se le atraviesan en su camino. Que ponen imaginación, seguro, ahora que sean prácticos... ya sería hacerlo todo bien y tampoco venimos al mundo para avasallar al común de los mortales con nuestra sabiduría y buen hacer. Tampoco se puede acusar a la tropa de falta de sentido practico para aprovechar los elementos que tienen a mano y con ellos solucionar los problemas que los nuevos tiempos le colocan en su camino.
Que tiran de sentido práctico, seguro, ahora que sean estéticos... ya sería hacerlo todo bien y corren rumores de que hay una patrulla urbana, capitaneada por un tal R., que va denunciando a los autores de los atropellos de cerrar los caminos con viejos y ya inútiles somieres. Y ni te cuento cómo les enerva ver los diversos aprovechamientos que el personal le viene dando a los palés de la construcción.
No dudes que la intención de la silla es la mejor, tampoco que hace falta avisar de la trampa... pero ya te imagino viendo a uno que vuelve a las seis de la mañana, quizás perjudicado, se sienta... y una pata acaba cayendo por el agujero... El final que le espera al que se sentó queda abierto a tu imaginación, como las series que ya están preparando una segunda temporada.