No puedo dejar de admirar a nuestras autoridades y cómo gestionan eso que llaman su agenda diaria.
¿Cómo se puede sobrevivir a una jornada que puede comenzar inaugurando un Belén en un mar de frikis; después te tienes que dar una vuelta en una bici eléctrica para demostrar el respeto indubitado con el medio ambiente; un vino español con la asociación de defensores de los pasos de cebra elevado; otro vino de los Oteros, en este caso, con uno que te aborda a la salida por hacerte el cercano e ir andando por la calle; después, sin siesta por medio, recibir a un general que te viene a presentar sus respetos y a una niña que ganó una medalla de plata en una competición que se celebró muy lejos pero ella llevaba la bandera de León; más tarde una entrevista pactada con ya no te acuerdas quién pero te lo soplan al oído; y para cerrar el día la presentación de un libro sobre la romanización en el noroeste peninsular en la que te las tienes que dar de erudito hablando de Herodoto, y con mucho cuidado de que no te pillen en una foto metiendo el dedo en la nariz o delante de un romano que parece reírse de ti por el ángulo que busca el fotógrafo, que musita al hacerla ‘te pillé’?
¿Os extraña que alguien diga ¡Viva Honduras! estando en El Salvador? ya dicen que Franco inauguraba los pantanos equivocados, lo que pasa es que a ver quién se atrevía a decírselo con aquel carácter que tenía.