Recuerda Fernando Rubio la anécdota que más ha trascendido de aquellos tiempos de Julio Iglesias, ‘recién salido’ de su etapa de portero del Real Madrid. Cuando le pidieron que cantara una canción y se negó argumentando que "yo no soy cantante...", algo que después matizó, "porque yo no canto, yo encanto".
Precisamente en aquella etapa de cantar y encantar, cuando ya era una notoriedad y se acercaban sus mejores años como cantante, pasó por León, en febrero de 1971, como bien recuerda Fernando Rubio, que fue uno de los que tuvo el privilegio de acudir a la rueda de prensa que ofreció en el hostal de San Marcos, a la que acudieron con la esperanza de que estuviera su flamante esposa (se había casado el 29 de enero, tan solo unos días antes) pero Isabel Preysler no se dejó ver en todos estos días, algo habitual en ella.
No es extraña la expectación levantada pues, al margen de la boda de evidente trascendencia social, Julio Iglesias ya ha había cantado la canción que seguramente más le identifica, ‘La vida sigue igual’, de la que también se hizo una película (1969) de evidente corte autobiográfico, con su reciente pasado como futbolista. Con esta canción había ganado el Festival de Benidorm de 1968, su primer gran éxito, que le abrió puertas de festivales internacionales en Rumanía o los entonces famosos Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, en Chile o el Festival de la Canción de San Remo.
Y de ahí a Eurovisión, en 1970, con ‘Gwendoline’, que viene "muy a cuento" recordar ahora pues en aquella visita a León estuvo presente esta canción, no solo en el repertorio de su concierto en la Sala de Fiestas La Tropicana, sino después. Pues, al acabar el concierto, pidió ir a conocer una cafetería famosa por aquel entonces en León, de nombre Gwendoline, que solo podía estar inspirado en la canción de Julio, según le recordaba a Fernando Rubio el leonés Javier Santos.
¿Cómo era posible la presencia de un ya famoso Julio Iglesias en una sala de fiestas leonesa, La Tropicana? De un lado, aquellos años fueron espectaculares en este sentido, por las salas leonesas pasaron los más grandes de la música y, también, no se puede pasar por alto a un personaje que aparece en las fotos de Julio Iglesias ‘en las sombras’, detrás del cantante: Fernández de Córdoba.
Con el tiempo regresaría Julio Iglesias a León, ahora ya a grandes escenarios. En el año 1992 se anunció su presencia en León, con gran expectación y las entradas vendidas, pero apareció la lluvia y el cantante anunció la suspensión de su concierto en el estadio Amilivia. En principio, se dijo que sería un aplazamiento pero no lo fue... o si lo fue era de veinte años pues regresó en 2012, en otro no menos esperado concierto que llenó el estadio Reino de León. Cayeron unas gotas antes de la cita, se temió lo peor y el propio Julio recordó la suspensión anterior: "Hoy parece que sí nos va a dejar".
Y le dejó. Tenía entonces 68 años, nada que ver con los 28 de 1971.