En las casetas de libros que esta semana se van a instalar en numerosos puntos de la ciudad y la provincia a buen seguro que reinan libros con la firma y la imagen de Luis Mateo Diez, el premio Cervantes que a buen seguro nos va a sorprender con un brillante discurso. Es una forma de reivindicar, aunque sea por un día —o por unos días en la Feria— a la más pujante industria que desde hace décadas tiene León pero que se ha empeñado en no explotarla. Allá ellos. Aunque el mismo Mateo decía en una reciente entrevista que "lo mismo que yo trato de escribir lo mejor posible, también exijo a nuestros políticos que lo hagan lo mejor posible". Tal vez haya bebido de las fuentes del propio Cervantes y ponga sus esperanzas en las mismas que tenía don Quijote: "Aún entre los demonios hay unos peores que otros, y entre muchos malos hombres suele haber alguno bueno".
Igual que estos días luce Luis Mateo, Fernando Rubio recuerda como en aquellas ferias del libro de los setenta, que le tocó inmortalizar en foto, también la actualidad estaba muy presente, aunque fuera otra, la propia de aquellos años de la salida de la dictadura y el disfrute de las primeras libertades, también en los libros, que dejaron de lucir sellos de ‘censurado’, como aquellos que cuentan que guardaba el cura González de Lama en su biblioteca Azcárate y se los dejaba a escondidas a quien creía merecedor de aquellas lecturas prohibidas. Por cierto, entre ellos, Luis Mateo Diez, que con sus colegas de Claraboya (Agustín Delgado, Fierro y Llamas) acudía a escuchar los consejos del sabio.
Pero los recuerdos de Fernando Rubio van por otro camino, más de actualidad, de la actualidad de aquellos años setenta. "La primera de las ferias del libro que rescato de mis archivos es del año 1977 y hay que ponerse en situación para entenderla. "Hacía tan sólo dos semanas que se había producido la legalización del Partido Comunista de España por Adolfo Suárez, aquel 9 de abril de 1977 que era el Sábado de Gloria y por ello corrió el ‘chascarrillo’ de que el presidente del Gobierno había elegido ese día para que no se enterara ni Dios, porque estaba muerto".
Y esa situación estaba muy presente en las casetas de la Feria, que aquel año 1977 se instaló en la Plaza de las Tiendas del Barrio Húmedo. Observar las imágenes y acudir a los recuerdos le sugiere algunas reflexiones al fotógrafo que las plasmó, Fernando: "Un ‘compañero’ del PTE (El Partido del Trabajo de España) le muestra a la cámara un libro, a modo de Biblia, en cuya portada aparece Mao y se titula ‘Mao Tse Tung, la muerte de un Dios’; en otro puesto, las comprometidas chicas del P.C.E., estaban vendiendo los libros del ‘Partido’: títulos como ‘Carrillo’ o ‘La Cuestión Comunista’; en otro improvisado puesto, el movimiento vecinal asociativo con nuestro amigo Kike, el líder de Los Cardíacos, estaba en un puesto con afiches sobre la pared del fondo de temas tan variados como ‘Por la legalización de todos los partidos políticos, centrales sindicales...’, otro, tan de actualidad en esta época, llamando a ir a Villalar de los Comuneros, que tapa uno antiguo de la actuación en la famosa sala de fiestas de la Tropicana de un galán muy famoso en la época, Manolo Otero, y, en fin, dibujos infantiles".
En definitiva, un viaje en el tiempo sin necesidad de abrir los libros, a través de sus portadas y carteles. Imagina si entras y lees.
Y, pese a todo lo apuntado, a la inevitable politización de aquellos setenta... "recuerdo que todo se desarrollaba con tranquilidad y normalidad como se puede ver en los planos generales en los que aparece el aspecto, tan diferente del actual, que tenía esa parte del Barrio Húmedo, hace 47 años", señala Rubio.
Tan solo un año más tarde, en 1978, la estampa general de la feria ya nos traslada a otros tiempos. Como fondo el edificio de Gaudí de Botines, la plaza de las Tiendas cambia por la plaza de las Palomas, ya podría parecer cualquiera de las ferias de estos últimos años , mucho más tradicional y con la metáfora de acogerse a la sombra de la plaza de San Marcelo, y la ‘casa de la Poridad’, es decir, bajo el auspicio de la autoridad municipal.
Que cuando se dice que también la Feria del Libro marca el tiempo... no solo se refiere a que siempre llueve.