El músico que sacó a León del motete

Adolfo G. Viejo fue un activo agitador del mundillo musical leonés, donde creó la Capilla Clásica y el Festival de Órgano

16/09/2024
 Actualizado a 16/09/2024
Adolfo Gutiérrez se volcó en la creación de la Capilla Clásica de León, a la que dirigió durante años antes de ceder la batuta a Ángel Barja. | FERNANDO RUBIO
Adolfo Gutiérrez se volcó en la creación de la Capilla Clásica de León, a la que dirigió durante años antes de ceder la batuta a Ángel Barja. | FERNANDO RUBIO

Adolfo Gutiérrez Viejo fue un grande de la música leonesa, de la española también, un revolucionario con música que tal vez donde más olvidado esté sea en su propia tierra pese a que al maestro de Lugán nadie le puede negar los desvelos por su tierra, a la que dejó en herencia creaciones como la Capilla Clásica de León o el Festival Internacional de Órgano Catedral de León, aunque no solo, también composiciones como las basadas en la música popular de las cuencas de los ríos leoneses, Superflumina o Versos del Alto Porma. Más los proyectos que le quedaron en el cajón del olvido pues presentaba numerosos proyectos que muchas veces fueron injustamente olvidados. 

Los años de Fernando Rubio en la prensa leonesa coincidieron en parte con la batalla de Adolfo G. Viejo por "sacar a León de los tiempos del motete", en expresión propia y recordado titular de prensa al hablar de sus anhelos en aquellos años 70. Instalado en el mundillo de la música leonesa después de salir de su pueblo, Lugán —"donde jamás imaginé que la música se podía leer"—, pasar por el Seminario y ser el organista de la Catedral. Buscaba otros horizontes para la música y volcó su experiencia en las dos creaciones citadas. 

Rubio recuerda el momento y saca de su archivo las imágenes. "Cuando hice las imágenes de hoy, la Capilla Clásica llevaba seis años de andadura de la mano de su fundador y director Adolfo Gutiérrez Viejo, que la había creado el día de Santa Cecilia, Patrona de la música y los músicos, el 22 de noviembre de 1965, para, según sus palabras, "luchar a brazo partido por una causa noble y altruista como es la implantación de la buena, la gran música en nuestra ciudad y fuera de ella". Más de lo mismo, su obsesión, la apuesta por la mejor música. Completa el cuadro añadiendo que "las imágenes de la composición fotográfica pertenecen a los ensayos del ‘Oratorio de Navidad’ de Juan Sebastián Bach para el concierto de Navidad en la Catedral leonesa".

Acompañaba a las imágenes una entrevista realizada por Pedro Trapiello de la que extrae algunas de las frases del maestro: "La satisfacción de hacer algo es elevarnos de lo vulgar, el enriquecimiento espiritual que supone estar en contacto con los frutos más exquisitos de la inteligencia humana y el gran premio de hacer partícipes de nuestro arte a los demás hombres". Para reforzar esa vertiente artística no duda en abordar el tema del dinero en su coro. "El dinero está completamente excluido en el caso de la Capilla Clásica ya que le puedo asegurar que ninguno de los componentes obra por intereses económicos. En cuanto a los aplausos no sólo los aprecio sino que los deseo y los considero tan importantes para perseverar como el placer de la comida para poder subsistir. Sin embargo he de afirmar que ‘ni el fracaso nos desanima ni el triunfo nos enajena’".

Un tipo realmente singular y admirable. 

El músico de Lugán saludando en un momento del Concierto del Oratorio de Navidad, del año 1971. | FERNANDO RUBIO
El músico de Lugán saludando en un momento del Concierto del Oratorio de Navidad, del año 1971. | FERNANDO RUBIO



La otra mitad de la mirada es la Capilla Clásica. Las imágenes son del Concierto de Navidad en la Catedral de León el 28 de Diciembre de 1971 a las diez y media de la noche, en el que interpretaron el ‘Oratorio de Navidad’ de Bach. Es bueno recordar los solistas de este concierto para hacernos una idea de la calidad de aquel corro. Actuaron aquella noche la soprano Annick Walter, el tenor José Poronda, la mezzosoprano María Dolores Arenas, el bajo Jesús Zazo y el pianista Joaquín Pildaín. Lola Arenas será con el tiempo la mujer de Adolfo y el matrimonio nos ha ‘regalado’ un gran músico, como no podía ser de otra manera, el excelente chelista Adolfo Gutiérrez Arenas. 

Pocos meses después, en 1972, Adolfo G. Viejo cedió la dirección de la Capilla Clásica a otro gran músico de la historia leonesa, Ángel Barja. Recordaba G. Viejo que ya notaba que se le estaba quedando pequeño León y pensando en ir a estudiar en Alemania. Después de un concierto acudió a saludarle el añorado Ángel Barja y el director se lo dijo a bocajarro: "Tienes que hacerte cargo de la Capilla, eres el más indicado". Y contaba Barja que tampoco le dio "muchas opciones, era tan convincente y tenía las ideas tan claras".

Y Adolfo G. Viejo comenzó una brillante carrera de organista, compositor, profesor y director. Se alejó de León pero siempre con la mirada puesta en iniciativas en esta tierra, que no siempre pudo sacar adelante e, incluso, son recordados algunos encontronazos con el Cabildo de la Catedral, a costa del nuevo órgano, el festivall que él mismo había creado... los que siempre mantuvieron un gravísimo recuerdo de él fueron los componentes de la Capilla Clásica, conscientes de que habían tenido un excelente músico al frente, alguien que quiso sacar a León de los tiempos del motete.

 

Lo más leído