"El periodismo de los setenta era un oficio de náufragos"

En la semana del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, Fernando Rubio celebra sus 55 años en el gremio y recuerda la figura de quienes fueron sus compañeros en la década de los setenta y cómo era aquel periodismo

27/01/2025
 Actualizado a 27/01/2025
Lamberto Enrique Martín Zotes, conocido radiofonista y columnista deportivo y socio número 1 de la Cultural. | FERNANDO RUBIO
Lamberto Enrique Martín Zotes, conocido radiofonista y columnista deportivo y socio número 1 de la Cultural. | FERNANDO RUBIO

En el inicio del partido de este domingo del líder del grupo de Primera RFEF, la Cultural para entendernos, se le rindió homenaje a Lamberto Enrique Martín Zotes, fallecido hace tan solo unos días, conocido radiofonista y columnista deportivo y socio número 1 del equipo leonés. El último del gremio que se ha ido. En ese minuto de silencio, al final, eran  muchos los veteranos aficionados que recordaban la figura de aquel paisano cántabro/leonés, siempre con prisa y siempre con calma, con la exquisita educación de los viejos trabajadores de banca, que era su primera profesión. "Trabajo en las dos instituciones de esta tierra, la Cultural y la Caja de Ahorros". Lo de la Caja ya no lo podría decir, de la Cultu escribió mientras tuvo fuerzas en una columna cuyo nombre era toda una definición: "Sin afanes polémicos". 

Guarda Fernando Rubio en su archivo imágenes de Lamberto, así le llamaban todos, pues fueron compañeros y guarda muchos recuerdos. Pero Fernando cree que la fiesta de los periodistas, San Francisco de Sales, es buena fecha para acordarse de todos aquellos que le acompañaron la travesía de la década que fue fotoperiodista, los setenta. "Empecé en 1970, con lo cual yo también celebró mis 55 años en la profesión, que parece una cifra de esas que llaman redondas... aunque pensarlo me da un poco de vértigo".

Y para iniciar la mirada, a él que le gusta recuperar frases y pensamientos, elige una que no le importaría suscribir: es de José Alacid y mantiene que "el periodismo de los 70 era un oficio de náufragos". 

Y de esos náufragos hablan las composiciones fotográficas que recupera de su archivo: los compañeros de 1970 en el diario Proa y después con quienes compartió mucho más tiempo en la redacción del Diario de León. "De mayo a septiembre de 1970 trabajé para la Prensa del Movimiento, para Proa, 'el diario de Falange', luego me incorporé a la 'mili' y después de convertirme en soldado español, me pasé al 'periódico de los curas', donde estuve el resto de la Dictadura, la Transición y al año de aprobarse la Constitución, en la Democracia, abandoné por motivos sindicales".

Bromea Fernando con una trayectoria que inicia en ‘el movimiento’, pasa al obispado y acaba en un conflicto laboral, creo que la primera huelga de la prensa leonesa. Él dice motivos sindicales, tal vez algún lunes nos lo cuente, pero lo que sí es cierto es que aquella postura hizo de él una especie de leyenda de la que aún se habla.  

Tal vez ese espíritu sindical es el que le lleva a poner los pies en la tierra a los periodistas, a los redactores: "Tú bien sabes, un periódico no sólo lo hace la redacción, sino que, en una época sin ordenadores, exigía trabajadores de taller para la composición de los textos, su corrección, preparar los fotolitos, realizar la impresión y, una vez impresos, distribuirlos por los puntos de venta o enviarlos a los suscriptores casa por casa. Y un departamento de publicidad, una administración y los que se encargaban de los trabajos llamados auxiliares...". Y, cómo no, los fotógrafos: "Por ello, me permito aportar una fotografía de los dos primeros fotógrafos full time (a tiempo completo) de la prensa leonesa. César y yo".

Repasar los nombres de los que aparecen en las composiciones de Fernando Rubio será para los lectores de una cierta edad un viaje al periodismo aquel que dice Fernando de los náufragos, pero también aporta otros pensamientos para la reflexión. El primero es del inevitable Ryszard Kapuscinski: "Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias" y lo remata con otro pensamiento que comparte, de Francisco Zarco: "No escribas como periodista lo que no puedas sostener como hombre".

Manuel Valdés, Joaquín Nieves, Ricardo Gavilanes, Primitivo Rodríguez, Álvaro Linares-Rivas, José Luis Gago, la redacción y F. Rubio. | FERNANDO RUBIO
Manuel Valdés, Joaquín Nieves, Ricardo Gavilanes, Primitivo Rodríguez, Álvaro Linares-Rivas, José Luis Gago, la redacción y F. Rubio. | FERNANDO RUBIO


Vamos con los recuerdos, con las imágenes. "En el puzzle del Proa de 1970 aparecemos (de arriba a abajo): "Manuel Valdés, Joaquín Nieves, Ricardo Gavilanes, Primitivo Rodríguez, Álvaro Linares-Rivas, José Luis Gago, una vista de a redacción y Fernando Rubio (yo)".

Y la segunda de las composiciones es la del Diario de León, donde trabajó el resto de aquella década de los setenta. "De aquella, la plantilla del Diario, dirigida por Alfredo Marcos Oteruelo se nutría de periodistas y colaboradores como Marcelo Martínez Alaiz, César Trapiello o Ángel Herrero. Una vieja guardia a la que pronto se sumarían nuevas caras como las de Manuel Antonio Nicolás, Carlos Bernal y Pedro García Trapiello, sin olvidar a José Luis Aguado y a Eduardo Carbajo; quienes junto con el fotógrafo Fernando Rubio (yo mismo) eran todo el personal de una redacción a la que ese verano llegaron para hacer prácticas Antonio Núñez o Camino Gallego"; que en ese orden aparecen con excepción de que Rubio se ha saltado hasta el último puesto. 

Plantilla del Diario de León durante el franquismo. | FERNANDO RUBIO
Plantilla del Diario de León durante el franquismo. | FERNANDO RUBIO


Y remata el propio Rubio: "La década de los 70 supuso un antes y un después para un periódico que se hacía mayor echando la puerta abajo. Dicen algunos de los históricos que han pasado por aquí que fue el momento clave en el que dejó atrás aquella vieja imagen de hoja parroquial cuyo sambenito seguiría colgado durante mucho tiempo entre un sector de la sociedad. Con Alfredo Marcos Oteruelo no sólo había llegado el offset a León, sino también un concepto nuevo de periodismo". 

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