Y esta es nuestra apuesta de esta semana para conocer un poco más de cerca los bellos rincones de nuestra provincia. ¿Qué lo que te gusta es pasear dejándote llevar por la belleza con que nos sorprenden nuestros paisajes? Estás en el lugar adecuado ¿Qué lo que prefieres es practicar algún tipo de deporte relacionado con la naturaleza? También este lugar es una de las mejores opciones que te puedes encontrar ya tengas como opción encontrarrutas de senderismo, de marcha nórdica, de runningo de trail running, e incluso de alpinismo;también si quieres realizar alguna ruta de mountain bike, bicicleta (o tal vez moto) de carretera; y en invierno podemos animarnos también tanto con el esquí de fondo como con elde montaña, pues hayrutas diseñadas pensando en todas esas prácticas deportivas. Así que no lo dudes y, si aún no has descubierto la zona, sigue leyendo.
Los ojos de Vanesa Díez
Este lugar al que hasta ahora nos hemos referido,tan lleno de magia y posibilidades, ha sido precisamente el elegido por nuestra protagonista de hoy para establecer su hogar y, además, para desarrollar su trabajo. Y es que Vanesa Díez, que es de quien hablamos, se confiesa “maestra rural” por elección propia; no en vano, en una de las antologías homenaje que desde las escritoras leonesas hemos dedicado a nuestras antecesoras, ella se definía de la siguiente manera: Soy maestra. Soy leonesa. Amo la palabra...Y todo ello lo ejerce desde su rinconcito rural, del que es ferviente apasionada. Desde todas esas facetas que nos descubre (la personal, la docente, la literaria) no deja de tratar de contagiarnos su pasión por el mundo rural, especialmente por su zona, de descubrirnos sus paisajes, sus personajes, las historias que tienen que contarnos y las que durante siempre nos han acompañado, regalándonos libros donde el placer de la palabra llevada a los más pequeños con la intención de alentarles la llama de la curiosidad, del amor por los cuentos, de las tradiciones están siempre presentes y se manifiestas en estupendos libros donde se custodian para que no se pierdan al tiempo que crecen y se multiplican cada vez que un pequeñuelo, o un adulto que le sirve de transmisor, abre sus páginas, herederas de esa tradición de filandones, hilorios, veladas, calechos, presentes desde antiguo en nuestras tierras. Y así,tradiciones leonesas como la de los “antruejos de Villalfeide” o historias creadas en torno a personajes que se estaban perdiendo como “la vieja del monte”, se entrelazan con otros elementos de la tradición oral como retahílas, refranes, adivinanzas e incluso recetas tradicionales, sin olvidar muchos elementos de la naturaleza que nos rodea y que a veces tanto castigamos, como reflejo de lo mucho que la tierra, su tierra, nuestra tierra, influye en Vanesa Díez. Son historias contadas de tal manera que hasta los más pequeños pueden tener acceso a ellas, aunque seaa través de los adultos que les rodean, como siempre pasó con las cosas de la tradición oral.
Nuestra autora de hoy lleva su pasión por el mundo rural también a su literatura, ylo hace en un momento en el que tanto se está hablando de la España vaciada. Ella no se limita a hablar, actúa y para ello ha optado por plantarle cara a ese acoso “al que se nos está sometiendo. Intentos constantes dedesarraigarnos, de alejarnos y, sobre todo, de hacernos sentir tan pequeñitos, tan miserables, que no tengamos valor para alzar la voz y quejarnos. Pero no somos pequeñitos: somos inmensos y fuertes y lo que “ellos” están aniquilando, nosotros lo vamos levantando, y lo seguiremos haciendo, les parezca bien o mal. Palabrita de maestra de pueblo.” De maestra de pueblo y de cuentista, porque Vanesa Díez recorre incansablemente llevando sus cuentos, sus historias, contadas con una tremenda pasión con la que trata de contagiar a grandes y chicos, a los lugares más recónditos de nuestra geografía rural, devolviéndolesasí un poquito de lo que estos le prestan para las mismas: personajes que forman parte de nuestro más profundo acervo cultural; el amor por los árboles, por los animales, por el paisaje…; como una forma de mantenerlos vivos en la memoria y en la vida. Sus historias sirven “para despertar curiosidad, para refrescar recuerdos, para calmar añoranzas de los que viven fuera...»;son historias que nos remiten a lugares donde sus habitantes son capaces de solventar sus diferencias con armonía; son “un homenaje a la naturaleza de nuestro entorno y, a la vez, a esas figuras que existen en cada familia que tienen el don de aglutinar a todo el mundo a su alrededor y transmitirles serenidad y alegría”.
La montaña en Villafeide
Te atrapa desde el primer encuentro.
Antes, incluso. Te atrapa desde la primera mirada.
Es alta, un poco curva, muchas veces nevada, siempre bella. Tan cerca, que pareces poder tocarla estirando la mano desde el asiento del coche.
Se yerguey te espera y te inunda de luz, de azules y grises.
Es mi montaña, la montaña de Villalfeidey mi Peña, el pico Polvoreda.
Entrar en el laberinto de su nombre supondría agotar el espacio que tengo hoy para contaros cosas, baste decir que, lo llamescomolo llames, destila magia.
El “dos mil” (de nuevo, polémica que vamos a dejar estar) más cercano a León capital, de los más paseados, trepados y recorridos.
Oculta, entre sus caminos de tierra, entre sus subidas imposibles, praderas, circos, castros.
Los lagartos, en pleno calor, salen curiosos a ver qué ocurre. Vuelan águilas, buitres y alimoches. Corren los zorros; los ciervos enormes se esconden entre los árboles solo con estarse quietos, porque son tan bosque como el bosque mismo.
Como dice mi amiga Alma, huele a verano en junio, ala escoba que empieza a florecer.Se tapiza de amarillo y se vuelve purosol ycielo azul. Después del solsticio se vansumando los aromas del hipérico, de las manzanas silvestres y de las fresas más pequeñas y más ricas del mundo.
Los paseantes, los montañeros, los excursionistas, la visitan con curiosidad, algunos con reverencia, como si de un templo inmenso se tratara. Muchos, con la nostalgia de haber subido hace tantos años, cuando los caminos no estaban prohibidos, cuando los litigios no frenaban en seco los pasos, cuando el dinero no lo podía todo.
Al acercarseel otoño llega la calma, losatardeceres naranjas. Huele a moras y a manzanas. Los pueblos parecen maquetas entre las nubes y el olor a carbón y a leña. A veces huele a lluvia y a tierra, a charcos templados y a luz.
La amenaza delas aspas de ventiladores gigantesme asusta y me sorprende por igual. No puedo imaginar que sea bueno cambiar todos nuestros colores,toda esa vida,por el ruido de loscamiones y maquinarias enormes. No puedo imaginarla sombra de los molinos gigantescos tapando laluz de mi montaña.
Subid ahora,por si acaso. Subid por el camino más fácil o el más costoso. Subid hasta la cima y sentid que podéis con todo. O subid un trocito, un paseo entre praderas, regatos y bosques. Subid a mis montes.
Yo os recomiendo hacerlo desde Villalfeide y que, después, paréis a descansar en nuestro bar, que no es un bar: Es el corazón de la montaña latiendo.