En 1954 –hace ya 71 años–, Isaac Martín-Granizo, tesorero entonces de la Junta Mayor, fue el primero, que sepamos, en apuntar –en una breve publicación sobre la Cofradía de Jesús, de la que había sido abad en 1940– la posibilidad –había llegado a sus oídos, decía– de que León tuviera, anexo a Santa Nonia, «un Museo de las cosas de nuestra Semana Santa». En las décadas siguientes fueron barajados sin éxito distintos emplazamientos hasta que, en 2014, el entonces obispo, Julián López Martín, nombró una comisión –a lo largo de la historia ya habían existido más– para estudiar la posibilidad de crear un museo –que ocuparía una parte del seminario mayor, lugar propuesto ya en 2008 por José Antonio Fernández Ramos– que fuera «fiel exponente de la manifestación religiosa de la Semana Santa». En 2016 se constituyó la Fundación ‘Museo Diocesano y de Semana Santa’ y se colocó la primera piedra; y en 2020, finalizaron las obras. Y, por fin, el 26 de noviembre de 2024, tras una inversión de alrededor de 8 millones de euros –más de la mitad procedentes de las arcas diocesanas–, siendo obispo Luis Ángel de las Heras, cmf, fue inaugurado el tan esperado Museo que, con una doble naturaleza –cofrade y diocesana– codirigen Alejandro Grande e Iván González.
En lo que tiene que ver con la Semana Santa, la exposición permanente consta de 120 piezas –fundamentalmente imaginería, pero también joyería, textiles…– que, cedidas por las cofradías leonesas, siguen un recorrido cronológico por la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Por su parte, la sección diocesana –con la que concluye la visita al Museo– consta de 276 obras –en su mayoría, arte popular– pertenecientes a los fondos del propio Museo Diocesano.
Por distintas cuestiones, el proyecto original ha sufrido diferentes modificaciones –incluida la imposibilidad de situar pasos en el espacio central, bajo la gran cúpula de cristal–, se echan en falta ciertas imágenes –de las que no reciben culto– y aún están pendientes algunos detalles. Pero, con todo, León cuenta ya con su Museo Diocesano y de Semana Santa que, además, ha programado numerosas actividades –exposiciones temporales, conferencias…– e, incluso, es también lugar de salida de procesiones. Un espacio llamado a ser ‘motor’ del mundo cofrade leonés. Y un recurso turístico más para una ciudad en la que se ‘respira’ incienso.