Los personajes del tío Ful: Anita Salomón, 93 años

Le tocó "rodar mucho", en expresión suya, y trabajar desde niña pero esta vitalista mujer nacida en Grajal de Campos prefiere quedarse con el casi medio siglo de felicidad al lado de su marido

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
21/01/2023
 Actualizado a 21/01/2023
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Conoció Laura a esta positiva mujer, Anita, en aquellos viajes navideños para que los ancianos de las residencias –ella está en la Virgen del Camino del barrio de San Mamés– disfrutaran del alumbrado navideño. Le impresionó su vitalidad, su espíritu positivo, su alegría vital pese a contarles una vida que no siempre fue un camino de rosas.

- Tenemos que hacerle una entrevista a Anita.

Acertó Laura. Nos espera Anita como un pincel —"me ha arreglado la peluquera de laresidencia, que se lo dijo la directora, para la entrevista"—, con un broche que le había regalado su marido y algo nerviosa. Pero se le olvidan los nervios al empezar a hablar de su pueblo, Grajal de Campos, del palacio, del tenor Ignacio Encinas, de sus regresos en vacaciones. "Nací en Grajal hace 93 años, pero con cuatro años se murió mi padre y ya me tocó empezar a rodar por el mundo, rodé mucho, mucho"... y va recordando, sin olvidar ninguno, cada uno de los pueblos en los que estuvo: "Primero fui a Boñar, después volví a Grajal, luego fui para el Curueño, volví...".

Hasta los catorce años. También perdió a su padre y había que trabajar. "Vine para Leóny trabajé de niñera, después fui a Madrid y estudié Corte y confección por correspondencia, volví para León y trabajé en las mejores casas".

Tenía la intenciónde emigrar a Francia pero una clienta le habló de un trabajo en otro país "y para Alemania que me fui, dejé a mi novio aquí". Pero a los pocos meses su novio también fue con ella, se casaron —en León, claro— y después Anita perdió el hijo que esperaban: "Me lo tuvieron que sacar... muerto". Al recordar este trance es la única vez que pierde la sonrisa. "Volvimos para casa y trabajamos duro, mucho, pero fuimos felices durante 48 años, muy felices", aunque con la secuela de que el mal trago sufrido les llevó a no tener más hijos... "Yo le hablé de adoptar, incluso fuimos a ver a un niño en San Cayetano, pero él finalmente no quiso".

Anita nos recita un poema que le ha escrito a la residencia; lee mucho, también escribe, está embarcada en sus memorias pero, explica, "tardaré, que rodé mucho".
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