Los personajes del tío Ful: Nardi, de Villarmún y Redipollos

Es una leyenda de la lucha leonesa y un gran paisano, de la Ribera acogido con los brazos abiertos en la Montaña, buen conversador, de los que tienen la puerta abierta y el corazón

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
15/07/2023
 Actualizado a 15/07/2023
Nardi, de Villarmún y Redipollos, durante la entrevista. | LAURA PASTORIZA
Nardi, de Villarmún y Redipollos, durante la entrevista. | LAURA PASTORIZA
Decir en el mundillo de la lucha leonesa Bernardo Álvarez, de Villarmún, es hablar de una leyenda de este deporte. De la Ribera. Decir en cualquier sitio Nardi el de Redipollos es hablar de un tipo muy entrañable, de un paisano. De la Montaña.

- Oye Nardi, debes ser buena gente pues subiste de la Ribera y te acogieron como dios en la Montaña, que no es fácil.
- Bueno hombre, lo que soy es un tipo educado. Tuve en casa buena maestra, que siempre me dijo las cosas cómo son y cómo se deben hacer, y por ello me sigo guiando.

Creció con la puerta abierta –"en mi casa entraba el cura, el maestro y todo el mundo"– y con las distracciones que había en su tiempo y en su pueblo. "La lucha y los bolos era lo que había, otra cosa nada, pues a ello me dediqué. A la lucha entrenaba con mi hermano en la era, con cordeles, o en la corte de las ovejas, en todas partes".

- A la lucha sabía que fuiste muy grande, pero a los bolos.
- No se me daban mal, lo que pasa es que lo de la lucha era más nombrado, pero había muchos buenos.

Y entre los buenos destacaba Bernardo el de Villarmún, todo clase, con menos peso que muchos rivales era capaz de "enredarlos", vale más maña que fuerza. Fue nombrado Mejor Deportista de León varias veces y no le falta la anécdota del paisano de pueblo que, de repente, se ve en la gala rodeado de autoridades. "La primera vez fue en el Conde Luna, tendría yo 16 años, y aquello estaba lleno de militares, recuerdo al Capitán Ortiz, y las mujeres de lujo. Cuando vi aquello, no me di la vuelta de misericordia, iba con una corbatina de nada y negro de podar las viñas y todo eso, del aire del campo... Pusieron no sé cuántos cubiertos y ni sabía qué coger, tenía al lado a la mujer del capitán, que iba vestida de lujo, era guapísima y pensé: Ésta sabe, lo que haga ella; yo esperaba y cuando ella cogía un cubierto pues yo el mismo. Casi no hago la digestión".

- ¿Ganaste dinero con la lucha?
- Bueno, no me quejo. No le costaba nada a mis padres, me compraba la ropa, aquellos abrigos largos, invitaba a los amigos y me compré un Simca 1000... Buena juventud.

Y después de ganar en Boñar sacó a bailar a Vicenta, de Redipollos...
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