Los personajes del tío Ful: Adriana, de La Pola de Gordón

A la hermana de Darío le gusta comer pipas en el parque, dibujar, hacer danza urbana... pero la vida le pidió madurar de repente y lo ha hecho con la misma naturalidad que baila y juega

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
29/06/2024
 Actualizado a 29/06/2024
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Adriana es de esas niñas con la magia de la cercanía, de esas que escuchas la naturalidad con la que afronta el día a día que sientes el impulso de darle un abrazo. Capaz de ser niña, muy niña, y de madurar de la noche a la mañana cuando la vida se lo pide. Está en su pueblo natal, La Pola  de Gordón, cuando aún hay colegio pero están haciendo las recuperaciones y ella no necesita ir pues ya lo ha aprobado todo y, razona, «para ir y no hacer nada». Aún está emocionado pues una redacción que hizo en clase ha sido elegida para publicarla en la revista del cole. «Nos pidieron algo personal y yo la hice sobre mi hermano, gustó mucho y la han elegido. Me hizo mucha ilusión».

- ¿Te gusta escribir?
- Mucho. Y dibujar. Tengo en casa algunos cuentos que hacía yo, de monstruos, con dibujos, claro, pues si no tiene dibujos es que no es mío, me gusta hacer grafitis y pintar a carboncillo y acuarela. Igual lo heredé de mi padre, que es diseñador gráfico. Además de la literatura y el dibujo le gusta la Educación Física, la música, las danzas urbanas, que practica en una escuela... «Lo que más me gustaría es ser profesora de Educación Física. Porque me gusta mucho el deporte, hago judo, también como mi padre... y también por las vacaciones que tienen».

- ¿Y lo de las danzas urbanas?
- Me gusta mucho. Yo voy a Infinity Dance Studio y tenemos escuelas rivales, que hay algo de piquilla entre nosotros, muy sana, sin insultos ni nada. 

Después del intenso curso —más la extraescolares— espera ilusionada esos veranos inolvidables de la infancia en su pueblo, lleno de veraneantes y campamentos. «Pola se llena, vamos a la piscina cuando aprieta el sol, después las noches en el parque, con los amigos, comiendo pipas...».

Y sin olvidar jamás ese compromiso que nadie le pidió, pero en el que se implicó en cuerpo y alma, cuidar de su hermano Darío, enfermo de FOP. «Es que mi hermano es un bicho y como no puede llevar golpes pues hay que estar muy atentos... Pero ‘estamos’ bien, yo creo que todo va a salir bien». 

Adriana usa el plural: «estamos bien». Y no le falta razón. 

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