Hay que tener cuidado con lo que se escribe de Aixa porque, a sus ocho años, ella lo lee todo y, dando la razón al famoso informe Pisa, lo entiende y lo comenta. «Me gusta mucho leer, tengo varios libros y leo un rato de cada uno, hasta que llega mi mamá y dice: ‘a dormir’, entonces ya cierro los libros... Pero en el colegio lo que más me gusta son las matemáticas».
- ¿Es en lo que mejor nota sacas?
- Saco igual en todas. Esta evaluación saqué todo sobresalientes... bueno, en Educación Física solo fue notable.
- Esta noche estarás pendiente para ver a Papá Noel a ver si te trae todo lo que le pides.
- No. Yo me echo a dormir y por la mañana ya está todo allí. Él sabe bien dónde tiene que dejar las cosas, si sabe venir desde Laponia cómo no va a saber dónde vivo yo.
- ¿Y los Reyes Magos?
- Todavía no les he escrito la carta, hasta enero...
- Pero ya tendrías que haberla escrito no vaya a ser que no les llegue.
- No, voy a esperar a lo que me traiga Papá Noel y ya les escribo.
- Les pedirás libros.
- A los Reyes seguramente sí.
Ocho felices años de la niña lectora que no entiende de negacionistas de la Navidad, un tiempo que para ellos va desde los regalos que deja Papá Noel a los que dejan los Reyes Magos. Y en medio... juegos, patinaje, cenas... canciones, en las que a Aixa también le pedirán que demuestre los progresos del último año en el coro de la Escuela de Música.
Y Aixa se arrancará a cantar pues casi nada se le pone por delante. A la llamada de «te queremos hacer una entrevista» no tiene ningún reparo, solo hay que cuadrar agendas, que la vida de una niña de ocho años es muy ajetreada.
- ¿Y nos cantarás un villancico para la entrevista?
- Sí claro, ya lo ensayé.
- ¿Y me darás un beso?
- Ya te había dicho que no.
Y, ahí la tienes, cumple lo que ha prometido. No.