Antonia, que «en dos semanas cumple 91 años», se preocupa de que en las imágenes no salga la manta con la que se tapaba porque «queda fea», también lamenta que vayamos el viernes por la mañana pues por la tarde va a la peluquería y estaría más arreglada. Es de esas mujeres entrañables y abiertas, cargadas de recuerdos e historias, de las que le gusta compartirlas y tiene el privilegio de que goza de una excelente memoria.
Tan buena memoria que guarda en ella la letra —y música— completa del Ramo de Navidad que se cantaba en su pueblo Toldanos, cuando ella era tan solo una niña y eso ha permitido que en la tarde de este sábado se vuelva a cantar en la iglesia de su pueblo más de ochenta años después de la última vez que se interpretó.
- Entonces, ¿cantó el Ramo de Toldanos en la iglesia?
- No, yo era una niña, tendría ocho o nueve años cuando se cantaba, pero lo recuerdo completo, ¿quieres que os lo cante?
- ¿Y si no lo cantó cómo lo recuerda tan bien?
- Pues se me quedó grabado, no lo sé, o lo apuntaría; el caso es que lo recuerdo.
Y su memoria le permite entrar en más detalles, «lo que pasa es que habla de una imagen que estaba a la derecha y ahora está a la izquierda, es que era en la iglesia vieja, que no queda nada».
Viajando a sus recuerdos se encuentra con aquella joven maestra que nada más terminar sus estudios comenzó a realizar sustituciones por la comarca, cerca de su Toldanos natal, hasta que ya con las oposiciones aprobadas tuvo un destino en la Montaña, en la Comarca de la Reina (Villafrea), donde estuvo dos años. «Primero me dio un poco de cosa ir a la montaña, pero fueron dos años fenomenales, me trataron muy bien, los indianos habían hecho casa de los maestros y querían que me quedara... pero yo ya tenía novio en Arcahueja y quería venir con él». Y vino, y se fueron juntos al País Vasco, de donde regresaron en los ochenta a su tierra natal, a su pueblo, a la tranquilidad.