Los personajes del tío Ful: Carlos Carrera, hijo de un expulsado de Oliegos

Su padre, Pedro, dejó escritas sus memorias y él se mantiene fiel a ellas, a las costumbres y a la gastronomía de la Cepeda

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
14/09/2024
 Actualizado a 14/09/2024
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Carlos Carrera es el mejor ejemplo del hijo de una familia expulsada de Oliegos cuando se construyó el pantano, en 1945. Ya nació en Foncastín de Oliegos, en Valladolid, pero se mantiene fiel a la memoria de sus padres, Cristina y Pedro. Su madre es una de las últimas supervivientes de aquel anegado pueblo cepedano, tenía 14 años cuando les expulsaron; Pedro se rebeló contra el olvido, dejó sus memorias escritas en un libro de significativo título: ‘De cobardes no hay nada escrito’.

Carlos habla del pueblo con su madre, y honra siempre que puede la memoria de su padre, recuerda aquellos viajes en moto simplemente para ver el pueblo aunque estuviera tapado por las aguas, tiene mucho que ver con una placa colocada en la plaza del pueblo con motivo de los 50 años del cierre del pantano: ‘50 años en Valladolid. 50 años con León’. Nada que añadir. 

- ¿Cómo sigue Oliegos en vuestras vidas?
- Yo te diría que absolutamente presente. Te voy a decir un ejemplo que puede ser una anécdota pero tiene mucho significado: Yo, un domingo al mes cojo el coche y voy a comprar pan para todo el mes en Astorga, 15 hogazas de dos kilos que meto en el congelador y las voy sacando cada día. Lo hacía mi padre, lo hacía yo con él cuando vivía y lo seguiré haciendo mientras pueda.

Es una anécdota. O no. Las miradas hacia León son un recuerdo permanente, honrar la memoria de sus padres una obligación. Cuando te recibe en su casa te invita a una comida leonesa, con botillo incluido, te cuenta cómo en Oliegos se hace la matanza, en las puertas de muchas casas hay palabras en cepedano y el recorrido acaba en una partida de mus en un bar lleno de fotos antiguas de Oliegos, que se llama El rincón de Oliegos. Lo cuenta con orgullo, el orgullo de no olvidar sus raíces.

Carlos, profesor de instituto, es cantante de un grupo de folk, Los remeros del Zapardiel. «En nuestro repertorio nunca faltan tres o cuatro canciones leonesas».

Y para demostrarlo te canta una de ellas. Es imposible no sentirte en el corazón de la Cepeda. 

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