En las conversaciones de cualquier ambiente en La Pola de Gordón siempre acaba saliendo a colación una expresión que es un lamento: "Cierra el kiosco de Carmela, se jubila y no se queda nadie con él".
Y es que Carmela si haces una encuesta entre los vecinos del pueblo, y la comarca, de los personajes más conocidos siempre aparecerá esta mujer que llevaba prácticamente dos décadas, 19 años, al frente de un kiosco que era mucho más que un kiosco. Nuestra compañera Fani Niño, corresponsal y vecina de la comarca, nos regala una definición que ahorra muchas explicaciones: "¿Carmela? Una mítica". Pues eso.
Recuerda Carmela estos años en su kiosco de la calle de La Pola mirando con cierta pena a las estanterías ya prácticamente vacías pues, poco a poco, se va deshaciendo del stock acumulado. "Tenía un poco de todo, la prensa, chuches, regalos, género de mercería o perfumería... y lo que nos pidieran los clientes, si no lo teníamos pues lo buscábamos. Qué querían flores para Todos los Santos pues las traíamos...".
- ¿Te dará pena?
- Mucha. Yo estaba encantada con el kiosco y con la gente de la comarca. Pero llega la hora de jubilarse y creo que lo merezco, aunque con mucha pena.
Como tantos negocios locales el kiosco de Carmela es un magnífico termómetro para saber cómo ha ido evolucionando la vida en la comarca. "El final de la minería fue un golpe duro, por supuesto, pero vinieron unos años buenos con las obras del túnel de la variante de Pajares, vinieron muchos trabajadores, bastantes con sus familias, con buenos sueldos... pero el final de las obras del túnel ya fue el golpe casi definitivo, vivimos una situación bastante complicada".
- ¿Se salva con el verano?
- Bueno, en verano viene gente, pero tampoco es lo que era, recuerdo vender una cantidad de periódicos de La Nueva España que también ha bajado de manera muy significativa.
- ¿Y no tenemos dónde comprar el periódico?
- No. Algo habrá que hacer.