Esteban es de esos cepedanos, de San Feliz de las Lavanderas, que tuvo que irse de su tierra pero nunca se fue del todo. Mientras estuvo en activo, de taxista en León, regresaba siempre que le era posible y ahora que se ha jubilado vive buena parte del año en su pueblo –«salvo lo duro del invierno»–, es vocal de la Junta Vecinal y «hacemos lo que podemos por el pueblo».
- ¿Por ejemplo?
- Tener el bar abierto, facilitando todo lo posible al que lo lleva, sin cobrarle nada.
- ¿Cuantos vecinos quedan en invierno?
- Pues alrededor de una docena de personas.
- ¿Y son bastantes para mantener el bar abierto?
- Bueno, resiste mucho por las cacerías, que es buena zona para ellas... la cuadrilla que somos llevamos los seis cotos de los pueblos de al lado y le damos mucha vida.
Esteban lleva doce años jubilado, a su manera, pues tiene el huerto y colmenas... aunque no se lleva bien con el oso. «Tenía 25 colmenas;el año pasado entró y me jorobó doce y este año volvió y jorobó las trece que quedaban; y eso que las tenía protegidas con pastor. Es una pena porque es una zona de miel extraordinaria».
- Te las habrán pagado bien...
- Calla, que me enciendo. Lo del año pasado ya hace 14 meses y no tengo ninguna noticia.
- ¿Cuánto produce cada colmena?
- Estas mías alrededor de 20 kilos cada una.
Es el regreso a casa de quien salió de ella casi de niños, fue a guardar vacas en Genicera y nada más cumplir 21 años «me puse de taxista, hasta que me jubilé».
- Dicen que San Feliz es el pueblo de los taxistas.
- Y dicen bien. De este pueblo, y mira que es pequeño, éramos siete u ocho, entre ellos mi hermano Nicanor.
Está aliviado Esteban porque «parece que marcha bien» una nieta a la que descubrieron un tumor. «Es la alegría de la casa, cuando estaba enferma era ella la que nos animaba... hasta subía vídeos al tiktok ese de los jóvenes».