Felisa accede a la primera a la conversación y, además, le pone mucha salsa, gracia y mucha ironía a todo. «¿Que si soy de Valdepiélago? Pues creo que sí pero no te sé decir. Mi padre era de Montuerto, mi madre de La Mata y yo nací cuando la guerra, dicen que en Valdepiélago, pues si lo dicen».
- ¿Cuántos años tienes?
- ¿Cantos son 8 y 8?
- ¿Ochenta y ocho?
- No hombre, 16. Esos tengo.
Prefiere contar su vida así pues, asegura, no habría ningún motivo para tanta alegría. «Tuve una vida muy dura. La guerra, trabajando desde niña, sirviendo por las casas...».
Y en ese doble juego de contar su vida en positivo y no evitar los tragos duros recuerda cómo «con nueve años estaba trabajando en el campo cuando murió mi madre, que no nos dejaron verla porque se había suicidado, se había tirado al río. Me acuerdo de todo lo que pasó aquel día y de todo lo de entonces, de lo que hice por la mañana igual no, pero de lo de antes, de todo».
Y en ese de todo están cientos de coplas, de romances, de canciones, muchas desconocidas.
- ¿Cómo sabes tantas canciones y romances?
- Te lo voy a decir. Ya te dije que yo de niña iba sirviendo de casa en casa y entonces no había ni radio ni nada. Entonces los señores cuando iban a Boñar me traían las canciones para que las aprendiera. Y yo las aprendí y no se me olvidaron, de momento».
Y después una vida de trabajo. «Tuve casa de comidas 17 años, que les daba de comer a los que asfaltaron la carretera hasta Vegarada todos los días; y trabajaba en las tierras, que mi marido era muy trabajador y venga a comprar tierras y tierras, y cada vez más grandes. Y yo a gavillar, y a media mañana a hacer la comida para los obreros de la carretera...».
- Pero nadie te quita esa alegría que tienes.
- Es que soy muy alegre, muy de cantar y bailar y todo eso. Iba para payasa, pero me quedé en el camino.
- ¿Nos cantarías una canción?
- Una y bien guapa. Es larga pero me acuerdo bien.