Lee, sobre todo lee, escribe, pasea por la calle y le reconocen alumnos de aquellas generaciones que él «defendió», acude a actos culturales, un día se lanzó a leer sus cosas en el Ágora y tuvieron que sujetarle la hoja (¿quién si no? Toño Morala) porque le temblaban las manos de los nervios, lleva media vida (más bien tres cuartos) en León pero no ha renunciado al acento asturiano... Juan Campal, Juan Mª García Campal.
«La figura del Defensor de la Comunidad Universitaria nació en la Universidad de León en 1987, que fue la primera en crearla y tuve el privilegio de ser su primer titular»
- ¿Nos ponemos aquí que hay paxarinos de fondo?
- ¿Paxarinos eh? asturiano tenías que ser.
- Hay cosas que no se pueden, ni deben disimular. Ni quiero.
- ¿Eres de los que nos llaman meseta o a esta tierra Castilla?
- Ese tema es complicado, pero no hay que ver maldad, los asturianos siempre dijimos al «venir a secar» que vamos para Castilla, aunque el destino sea Cádiz, pero la verdad es que suele ser por la provincia de León.
A la misma provincia a la que llegó él «a trabajar y por amor» y en la que tuvo la suerte de sacar una plaza que le permitió participar en un reto que define como «emocionante» y que fue, ni más ni menos, «poner en marcha la Universidad de León independiente del distrito universitario de Oviedo, al que perteneció hasta aquellos años 80».
Juan Campal —muchas veces Juanín Campal, jugando con otra costumbre muy asturiana de los diminutivos— fue el primer Defensor de la Comunidad Universitaria, elegido en febrero de 1987. «Fue un reto apasionante poder participar en aquella aventura de la Universidad y, a su vez, desarrollar la figura del propio «defensor» pues la Universidad de León fue la primera de España en crearla y, por tanto, yo el primero en ejercerla. Es decir, había que ir construyéndola día a día».
Y sigue siendo el mismo... con más tiempo para leer; pues hay algo que no acaba de entender, las estadísticas de bajo interés por la lectura. «Dice que en Castilla y León hay mucha gente que no lee nada, ¿cómo es posible? ¿cómo renunciamos a esos mundos que hay en los libros?».