Los personajes del tío Ful: Laia, hija de Lolo

Laia Redondo es artista, dibujante, ilustradora, tiene un mundo creativo propio, muy rico, pero insiste en que en estos días, cuando se cumple un año de su muerte, quiere ser la hija de Lolo

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
28/10/2023
 Actualizado a 23/11/2023
https://youtu.be/jDWQWW0vkgM?si=-t0YeaNysCXCiQHT

No es normal que en ‘el cintillo’ explicativo de quién es el protagonista de la entrevista se diga que es ‘hija de...’ pero Laia quiere ser en estos días la hija de Lolo. Ahora se cumple un año de la muerte de su padre y se han sucedido los actos en su memoria, recuerdos de todo tipo, homenajes en colegios y pueblos y también otro central organizado por sus tres hijos: Laia, Raúl y Gabriel, que no pudo acudir por sus obligaciones profesionales.

Laia podía perfectamente aparecer en ‘el cintillo’ como artista, ilustradora o dibujante, que lo es, digna heredera de su padre pero quiere que sea una especie de homenaje más, un reconocimiento «a la herencia que nos dejó» y que en este año nos hemos dado cuenta de quién era realmente nuestro padre.

- ¿No conocías al verdadero Lolo?
- Sí, claro que lo conocíamos y los adorábamos como padre pues no fue una relación padre/hijos al uso. Para Lolo la libertad era fundamental y nos crió en ella, éramos hijos y mucho más, íbamos con él, salíamos a tomar unas cervezas con él, que eso a mucha gente le extrañaba. Lo que ocurre que en este año nos hemos dado cuenta de lo que era él para los demás, para la gente, cómo lo querían en todas partes. Y eso, además de un orgullo increíble nos llenó el vacío que dejó, muchas veces parecía que estaba ahí, en los colegios, en los murales, en las cosas que nos contaba la gente por la calle, gente que no nos conocía de nada y nos paraba para hablarnos de nuestro padre, de Lolo; fue muy duro perderlo, pero...
- ¿Qué fue lo más difícil de aquellos días?
- Para mí explicárselo a Darío, mi hijo, su nieto, estaba muy unido a él, muchas veces le decía ven tú conmigo que Laia es una turras... Y el pobre chaval no entendía nada, creo que sigue sin entenderlo, fue muy duro.

Ha pasado un año, un año que ha cambiado por ejemplo la vida de Laia, pero no solo por el dolor. Su hija reconoce que «es cierto que soy otra muy diferente a la de antes. Cosas de Lolo».
 

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